Crónicas del Festival de Sitges 2013, primer día

Festival Sitges 2013

Ya estamos aquí! Empieza un año más la semana del año favorita de mucha gente, el Festival Internacional de Cinema de Sitges. Y con él, además de ver mucho cine asiático extremo, que es a lo que de verdad vamos katanas y colegialas, tenemos muchas más alegrías, reencuentros con grandes amigos a los que sólo vemos una vez al año, cine de ciencia ficción y terror algo menos comercial, que si no es por aquí no vemos nunca, poder ver en directo a algunos de nuestros directores favoritos, y bueno, también noches sin dormir, días sin comer, travesías record por todo Sitges para ir de un cine a otro, largas esperas en las colas… pero ya sabéis que nos encanta.

Festival de Sitges
Inicio del Festival

Todo el mundo estaba contento pensando que adelantando una semana el festival habíamos podido evadir a la lluvia, y la verdad es que lluvia de momento hemos tenido poca, pero empezamos la semana con un frío que nos es normal para esta época del año, así que sabed todos los que vayáis a venir que hay que ir abrigados, no vaya ser que nos pille algo por la calle.

 

Y empezamos un primer día bastante tranquilo (en cuanto a ritmo de las películas, quiero decir), con casi todas algo surrealistas y calmadas.

A primera hora, hemos tenido la oportunidad de ir a la inauguración a ver Grand piano como todo el mundo, o de escaparnos para algo un poco más alternativo, por supuesto elegimos la segunda opción y nos vamos al retiro a ver The colony, una producción de buen nivel de Hollywood con Lawrence Fishburne y Kevin Zegers como protagonistas (el primero como siempre con una presencia que impone, pero el segundo bastante lamentable); una película esencialmente de acción, con unos ataques bastante interesantes de un grupo de caníbales, pero con un trasfondo post apocalíptico, un mundo a punto de morir y alguna que otra escena más sangrienta. Al final una película bastante correcta y entretenida, no está mal para empezar.

 

Nos vamos corriendo al Auditori para llegar a ver Upstream colour, de la que habíamos leído que tenía unas imágenes y sonidos increíbles, capaces de atrapar a cualquiera, pero nos encontramos con una película lentísima, compuesta de miles de escenas, la mayoría sin mucha relación entre si y con un ritmo lentísimo, una de esas películas de autor que acaban sin contarte nada y quedándose contigo, aunque algunos digan que es arte puro; bueno, que no nos salimos del cine porque fuera hacía frío, que si no…

 

Terry Gilliam
Terry Gilliam, el personaje del día

Y ya llega nuestra primera película asiática de este año, una que esperábamos con gran ilusión, Rigor mortis que decían que resucitaba el antiguo mito de los vampiros chinos; durante la película alguna gente abandonando la sala cansados y al final casi ningún aplauso y algún abucheo, aunque podemos entenderlo, quizás la gente iba a ver una película de vampiros al uso, o quizás por ser de Hong Kong, la gente esperaba una película de acción y tortas, pero la verdad es que fue otra película lenta y con poco sentido para muchos, sin embargo a nosotros sí que nos gustó bastante, acostumbrados como estamos a las películas asiáticas lentas (no por ser lenta significa aburrida o peor) y en la que vimos la vuelta de muchos elementos de las películas chinas clásicas de terror, con sus fantasmas, vampiros y demás personajes estrambóticos con una concepción y un estilo muy tradicional, además de ofrecernos alguna escena de acción y un poco de humor, la verdad es que no entiendo por que a la gente le disgustó tanto.

Nos dió algo de pena, que por ver Rigor Mortis no pudimos asistir a la presenatción del nuevo libro dedicado a Tarantino de Juan Manuel Corral, la verdad es que teníamos muchas ganas de conocerlo a él y de poder intercambiar alguna opinión, además de felicitarle por su libro Cine erótico a la japonesa, que nos ha encantado, pero bueno, otra vez será.

 

Y para acabar el día, pasamos una noche con Terry Gilliam, después de una presentación del mismo director divertidísima, en la que no solo nos intentaba contar las cualidades de la película, sino que además se metía con el traductor por no ser capaz de seguirle el ritmo. The zero theorem fue otra película con un ritmo lento y un guión bastante abstracto, con una historia que se podría haber resumido en dos palabras, pero en la que lo más importante no es lo que decía, sino cómo lo hacía, con su estilo particular que lleva usando siempre en las películas de ciencia ficción, pero intentando que todo sea confuso y signifique algo para cada persona que la vea, con unos diálogos que pocas veces tenían significado y unos personajes que aparecían y desparecían sin motivo alguno; no nos disgustó, pero acostumbrados a las primeras etapas de Gilliam, pues preferíamos estas otras muchísimo más.

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *