Crónicas de les Nits de Cinema Oriental: Parte 1

Nits de Cinema Oriental

Ya estamos otro año en nuestro festival de cine favorito, el Nits de Cinema Oriental. Aunque ayer fue la inauguración oficial, no escribimos post porque tuvimos sólo una película, pero aprovechamos hoy para publicar la crónica de estos dos días.

Y empezamos el lunes con muchos ánimos ya que, además de poder reencontrarnos con viejas amistades a los que vemos pocas veces al año y con los que nos gusta compartir estas ocasiones hablando de cine y de otras cosas, buena gente como Asiateca, Cine Domingo, Terror Weekend…, echando unas risas y otros, además de la buena recepción por parte de la organización y del equipo de prensa, sabíamos que ya había llegado a Vic Jeeja Yanin, una de nuestras actrices marciales favoritas.

Y empieza el día en el Seminari de Vic, dónde pasaremos las noches de toda la semana y dónde se montó un escenario especial por primer año en el festival para poder hacer la presentación oficial, algunas otras presentaciones e incluso un pequeño concierto, pero el plato fuerte fue, como no, el pase de la película Chocolate, que nos sumergía de lleno en el tema de este año: el cine de acción tailandés y que además fue introducida por la misma Jeeja. La película ya la habíamos visto unas cuantas veces, por lo que no os vamos a contar nada sobre ella que no sepáis ya, pero el ambiente durante la proyección fue insuperable.

Ya el martes, en el primer día completo de festival, empezamos el día con la rueda de prensa a Jeeja Yanin, a la que pudimos hacer varias preguntas y que esperamos poder publicar dentro de poco; por supuesto también hubo sesión de fotos y firmas no sólo para prensa, sino para todo el público que lo deseara.

Jeeja Yanin
Jeeja Yanin: fuerte, guapa y simpática: perfecta

Ya metidos en el cine para poder ver las películas, cada mañana nos sorprenderemos con la retrospectiva de cine tailandés, empezando por una de las películas que iniciaron el género marcial en el país: Born to fight, toda una sesión Grindhouse y completamente bizarra de una película que rendía un pequeño homenaje al cine de acción de Hong Kong y que más que de jkung fu, era una película de stunts, dónde lo más disfrutable no eran las coreografías o un arte marcial concreto, sino las hostias reales y sin protección que se iban pegando todos los extras que participaban; por supuesto nos podemos olvidar de cualquier tipo de trama o de intentar leer unos subtítulos coherentes, pero eso no tiene ninguna importancia cuando sabes que sólo vas a reírte un poco.

Ya después de comer, tenemos una de esas películas que cada año consiguen sorprendernos con su buen hacer: The road not taken, una road movie con un héroe improvisado a partir de un personaje bastante corriente y su relación con un niño al que deberá acompañar en un accidentado viaje. Aquí no tendremos tantas risas como podía ser de esperar, pero sí que disfrutamos de una película china para nada sencilla, con una trama muy bien elaborada y con una cinematografía de lujo, todo sin contar con grandes presupuestos. Muy disfrutable a pesar de las horas en las que se proyectó justo después de comer.

Más tarde, se nos prometió una versión del anime Colorful con Homestay, también tailandesa para redondear un día casi completo dedicado a este país. La película no tiene mucho en común con el anime y nos ofrece una mezcla algo apresurada de sucesos paranormales, romance, drama, suspense, etc. y aunque tenga una duración suficiente como para comprender todos esos géneros, consideramos que al igual ha sido demasiado, no por intentar juntarlo todo en uno, sino por no saber muy bien cómo hacer la transición entre ellos, dedicándoles partes completas sin que sean muy coherentes entre ellas; de todos modos resulta una historia bonita y algo emocionante en muchos aspectos, aunque al final se nos hizo un poco larga y pesada para lo que tendría que haber sido.

Por la noche se presenta The pool, otra tailandesa de la que nos habían hablado muy bien, pero por razones de timing no pudimos llegar a su inicio y decidimos dejarla para otro momento, aprovechando para compartir momentos con gente con la que siempre apetece tener unas buenas charlas; que tampoco es nada malo en los festivales, sobre todo en uno como este, que es algo más tranquilo.

Y ya nos vamos a dormir pensando en lo que veremos el día siguiente.

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