It comes, un poco de terror japonés

It comes

Seguro que estaréis deseando matarnos cuando digamos esto, pero la verdad es que nunca hemos acabado de entrar en ninguna de la películas del japonés Tetsuya Nakashima (excepto Confessions, que sí que nos impresionó); sabemos que son buenas películas, visualmente y argumentalmente bastante innovadoras, pero quizás es por algún aspecto cultural o por el tipo de historias, que no acaban de llenarnos de ninguna manera. Este año ha estrenado It comes, en la que es el primer intento de acercamiento del director al género de terror y, seguramente sólo por el género, tampoco diremos que ha sido una de las mejores películas del año, pero sí que nos ha conquistado más que las anteriores del mismo director; aunque sepamos seguro que para otra gente es precisamente lo contrario.

It comes
Un poco de terror

La trama gira en torno a unos padres primerizos, en realidad dos ciudadanos ejemplares de Tokyo, con sus trabajos de salaryman y sus expectativas de formar una familia, comprar un piso y ser miembros productivos de la sociedad. Siguiendo con sus planes, en poco tiempo después de casarse, tienen a su hija, compran un piso, comparten con sus amigos… incluso él empieza a intentar ser un padre ejemplar, llevando un blog sobre paternidad, aconsejando a sus compañeros… todo lo típico que los tendría que conducir a ser la familia feliz por excelencia. Pero las cosas no siempre dependen de ti y un día, de repente, todo empieza a cambiar, con algunos sucesos extraños que al principio no merecen mucha atención, pero que se van acrecentando cada vez más hasta que, ya incapaces de soportar estos fenómenos entre Poltergeist y posesión de su hija, deciden acudir a una profesional de temas paranormales que intentará ayudarles, pero quizás no será suficientemente fuerte y todo se desmadrará tanto que se acabará celebrando el mayor exorcismo de la historia.

La película, como ya supondréis, empieza de una forma muy convencional, hablando de la pareja, la familia y su papel en la sociedad, con algunos muy pequeños toques de humor y más bien pareciendo una tonta película comercial sobre la familia convencional que otra cosa; pero poco a poco y sin que nos enteremos nos irá metiendo algunos temas y algunas imágenes que no acabaremos de entender hasta que se relacionen con la trama principal más adelante. La verdad es que esta parte nos ha cansado un poco, ocupando casi la primera mitad de la película y sin que nos interese el tema lo más mínimo, pero se aguanta pensando en el director que lo ha pensado y que no puede acabar en algo tan convencional. Cuando empieza con los sucesos paranormales y el género cambia al de terror (aunque sea un terror muy comercial, nada extremo), la cosa empieza a pintar mejor y empezamos a entender el porqué de una introducción tan larga y tan sumamente detallista, y es que así puede jugar mejor con el contraste y con las sutilezas que va metiendo poco a poco en la trama. Ya para el final, cuando todo se desmadra, la película vuelve a cambiar completamente, no ofreciendo un terror visceral y sangriento, pero sí haciéndolo con un género muy local y basado en tradiciones japonesas, que es atrayente por la originalidad del tema, pero que nos acaba de atrapar y dejando un final bien redondo, nos deja un buen sabor de boca al salir del cine.

It comes
Casi otra película de posesiones

El director Tetsuya Nakashima (El mundo de Kanako, Memories of Matsuko), auqnue aquí cambie de género, sigue siendo muy fiel a su estilo, con unas narraciones muy actuales y con un ritmo que, aunque no tenga acción ni cuente demasiada cosa muy interesante, lo hace de manera que en pantalla no dejamos de tener algo interesante en qué pensar; y aunque se vaya a un material muy paranormal, aprovecha como siempre para definir, en realidad de forma poco metafórica, el papel de los japoneses en la sociedad y algunos de los problemas actuales que él contempla.

Por supuesto, lo que más nos ha convencido de la película ha sido su final, no sólo por llegar a representar al verdadero género de terror, sino por hacerlo de una manera que no tinee nada que ver con el resto de la película, trasladándonos casi a una realidad muy distinta a la que se nos había presentado, muy lógica y verosímil; como no , el hecho de poder disfrutar de un exorcismo de estas dimensiones y una escena onírica que nos hace soltar la carcajada muy fuera de lugar. Ese cambio radical nbos ha alegrado la película.

En definitiva, no es un representante del terror japonés, ni la típica película que se podía esperar de Nakashima, pero tiene unos puntos muy buenos y se le llega a ir la olla lo suficiente como para llegar a gustarnos a nosotros.

  • Lo mejor de la película:

Como se va complicando la cosa de manera muy gradual hasta llegar al éxtasis.

  • Lo peor de la película:

Nos ha costado aguantar un principio tan insulso.

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