Empezamos un año más el Festival de Sitges, una semana entera para disfrutar del buen cine asiático y de muchas cosas más. Como siempre, el inicio ha tenido algunas cosas mejores y otras peores; las mejores, como no el reencuentro con viejos conocidos como Jorge Endrino, Jose Luis, Quim, Domingo, Sergi Calle, Quique y Gloria… y con otros más recientes como Mike y sus chinos o John Prskalo; de las peores, pues algunas películas no asiáticas con las que nos hemos atrevido.
Empezamos llegando pronto por la mañana, creo que este año es el que he llegado más pronto, porque todavía estaba todo a medio montar, o quizás no y es que el festival empieza en su tónica, ya que tenemos también un buen retraso para la primera película (comprensible por un Auditori lleno de niños que hemos supuesto que no venían a ver REC 4).
Y nuestra primera película es la película española más esperada del festival: REC 4, de la que nos hacen creer que será la mejor de la saga y de la que nos hemos encontrado con un subproducto de serie B, un guión cogido por los pelos, unos actores patéticos, unos estereotipos de lo más típicos… aunque hay quienes dicen que puede ser aposta como homenaje a las películas de terror de principios de los ’80; pero bueno, al menos resulta algo entretenida.
Seguimos rápidamente con Under the skin, más que nada por elegir algo entre todo lo que podíamos en ese momento), una película independiente con Scarlett Johanson, que para quienes se lo estén preguntando: sí, sale completamente desnuda. El estilo de la película nos recuerda un poco a Upstream colours vista el año pasado, aunque aquí sí que le hemos podido encontrar un sentido, y es nada más y nada menos que la historia mitológica del súcubo, el demonio con apariencia de mujer hermosa que se alimenta de la libido de los hombres y los devora, pero en un contexto actual.
Después de un descansito y unas compras obligatorias en el stand de Cine Asia, procedemos a la primera película asiática del festival, The target, un thriller coreano que se anunciaba como de mucha acción, pero que resulta ser bastante flojo, tanto de guión, como interpretaciones como puesta en escena; una investigación algo tonta de una trama de corrupción bastante vista en muchas películas.
Y ya nos metemos en el Prado para no salir hasta la madrugada, empezando por Hang Gong-Ju, un melodrama coreano que, aunque ya estábamos avisados, no esperábamos ver un tipo de película como este en un festival fantástico y de terror, sobre una chica que se tiene que mudar de colegio por una experiencia traumática; y que aunque sea de colegialas, para nada es de las nuestras.
Para completar el día, seguimos con Child of God, la primera película dirigida por James Franco, una película de paletos de la América profunda que, o bien no hemos entendido por no estar familiarizados con esa cultura, o de verdad es toda una tomadura de pelo al espectador.
Y aunque nos cueste una noche sin dormir, y aunque sea la primera del festival (para ir cansados el resto de semana), después de algún año desaparecido, volvemos a tener Japan Mandess, y con la visita de Asami, que además de venir guapísima, ha posado para hacerse una foto con nosotros.
Empieza la maratón con la nueva película de nuestro ídolo Noboru Iguchi, Live una maratón loca y asesina por las calles de Tokio, quizás no tan loca y original como muchos de sus trabajos, pero con algo más de cuidado en la dirección y un guión sorprendentemente coherente, eso sí, sin olvidar las cafradas típicas de Iguchi, y con un papel secundario para la musa Asami.
Seguimos con Gun woman, que ya habíamos visto, pero que el cine ha disfrutado muchísimo, sin tantos aplausos ni risas como la primera, ya que es una película algo más seria, pero con una gran admiración. Como ya os habíamos contado, aquí Asami es el instrumento de venganza de un doctor humillado. Aquí se despiden Asami y el director que se han quedado a ver las dos películas en la fila de atrás del cine.
Y los pocos que quedamos (ya se sabe que en estas situaciones la gente va desapareciendo), podemos ver también Torture club, está sí que es una película de colegialas de las nuestras, todo un soft-porn japonés, con chicas jóvenes vestidas de colegialas, torturas, sexo lésbico y alguna risa también.
Un día muy completo, pero no penséis, que el resto del festival hemos decidido tomarlo con bastante calma, justo ha sido este que estaba a tope.