Dos días más en el Festival de Cinema de Sitges 2021, y es que este año sí que hemos disfrutado del festival completo, pensando que puede ser una de nuestras últimas oportunidades de hacerlo. En estos días hemos visto alguna otra sorpresa (y la que para nosotros quizás ha sido la mejor película el festival) y, por supuesto, bastante cine asiático. Empezando por miércoles, que tuvimos un día bastante movido, jueves ya un poco más tranquilo, pero en general dos buenos días.

Empezamos el miércoles de nuevo a primera hora de la mañana, y lo hacemos con Antlers, una película de terror más o menos clásico que tenía muy buena pinta; la verdad es que la premisa es bastante buena: un niño que vive solo, un padre desaparecido, algunos problemas que no se sabe muy bien de dónde vienen, un pueblo de montaña dónde todos se conocen, una maestra muy implicada… nos va dando muchos elementos que en realidad son sólo de ambientación e introducción, pero que nos van metiendo la cosa en el cuerpo. A mitad de película ya se empieza a volver algo cansina y al final vemos que se trata de la típica película con monstruo (por cierto, un monstruo poco terrorífico) con toques ecologistas; bien, pero nada del otro mundo.

Seguimos con un poco de asiático con Hand rolled cigarette, un thriller de Hong Kong con todo el estilo de los thrillers de triadas y los heroic blodsheed de los ’90; una trama muy interesante, una ambientación muy de los ’90 (con la mayor parte de la historia sucediendo en las Chunking Mansions, y eso es para subir nota) y todo con un aire bastante típico, como si ya hubiéramos visto algunas películas parecidas en el pasado, a eso le incluimos algunas subtramas que se quedan colgadas y que son molonas, pero no tiene mucho sentido que estén allí y nos queda una película normalita, eso sí, como siempre en estos casos, con un tramo final de infarto. No nos ha sorprendido demasiado, pero como nos pasó con Last of the wolves, siempre es bueno que alguien se dedique a recuperar esquemas y estilos más clásicos, aunque sólo sea por nostalgia sin tener que ver las películas de siempre.

Y seguimos con otra de las sorpresas del festival, otro stop motion (y ya van tres) que vamos a ver por simple curiosidad, pero Junk head nos sorprende gratamente. Emulando una sociedad muy futura en la que se vive en diferentes planos y en la que los humanos no son los únicos seres en la Tierra, hay otras especies, pero no conviven juntas por diferencias sociales, todo muy al estilo Blame. La película nos narra las aventuras de un humano corriente que se embarca de expedición a las capas más bajas para estudiar al resto de especies, pero se ve envuelto en mil aventuras y desventuras tanto llenas de acción como divertidas; en general bastante enfocada hacia el humor, y con un mensaje que intenta hacernos ver la estupidez humana, pero sobre todo un estilo de narración estupendo.

Y ya por la noche, otra de las asiáticas que se preveían de las mejores del festival: The medium (en realidad tailandesa, pero con producción coreana, y es por eso que ha cogido tanto nombre), que se desarrolla como un mockumentary en principio sobre los chamanes que hablan por nombre de los dioses locales, pero que va derivando hacia una posesión demoníaca muy potente que estos mismos chamanes deberán resolver. La verdad es que toda la primera parte está muy bien, típica mitología local, en forma de documental, pero bien contado, que entra muy bien y bastante interesante; pero la segunda parte de la posesión y la que en realidad se adentra un poco más en el género de terror, es en realidad una mezcla de otras cosas ya muy vistas: entre El exorcista, La bruja de Blair, The wailing, Rec… nada original y con ese estilo que parece más una película amateur que un documental, nos deja bastante fríos todo y haber empezado bien.

Jueves también empieza con muy buen pie, aunque la cosa se irá torciendo un poco durante el día.

La primera película del día es, sin saberlo, la que se convertirá en quizás nuestra favorita de todo el festival (no asiática, ni terror…) Last night in Soho es la nueva propuesta de Edward Wright, quien siempre nos ha gustado con sus comedias, que en realidad son mucho más que eso, la verdad es que creo que no tiene ni una película para desperdiciar. Pues aquí se aleja bastante del género comedia y, como él mismo nos pidió antes de empezar la sesión, no desvelaremos nada por no hacer spoilers; pero nos adentramos en un universo único lleno de nostalgia y fantasía, entrando en cine de género poco a poco.

Por pura curiosidad, nos atrevemos con otro documental: A glitch in the Matrix, que nos cuenta el cómo mucha gente (y no sólo cuatro locos) han adoptado la Teoría de la realidad simulada, por la que en realidad estamos viviendo en un universo parecido al de Matrix y no somos más que una parte del juego de alguien. La idea está muy bien y nos encanta el tema, pero el documental no nos aporta nada nuevo, sólo los testimonios de algunos que lo creen de verdad, y en realidad como documento cinematográfico deja bastante que desear.

Y para acabar el día a tope, After blue tenía muy buena pinta cuando la seleccionamos: una aventura en un futuro muy distópico, un universo muy parecido a los de Moebius, una historia muy de empoderamiento de las mujeres, etc. todo indicaba que nos podríamos encontrar con una de las sorpresas del festival, y así fue, pero para mal; por muy bien que esté la idea y la intención, si las cosas se hacen mal y sin ganas no gustaran a nadie; no sólo por el presupuesto (que podría haber salido una buena película de Serie B), sino por malos actores, incapacidad de saber narrar la historia, falta de un final lógico, una sensualidad algo confusa, etc.