Seguimos comentando todas las películas que hemos visto este año en el Festival de Cinema de Sitges 2021, tanto cine asiático, como el que no lo es; ya sabéis que luego haremos nuestra reseña habitual del cine asiático extremo que se programó (o del que nos apetezca escribir jejej).
Y nos situamos ya en el tercer día de festival, una vez ya bien aposentados y después de alguna grata sorpresa en los primeros días, habiendo visto, de momento, poco cine asiático, pero con ganas de empezar ya. Durante toda la semana, hemos intentado aprovechar los pases de prensa de primera hora de la mañana, así que nos toca levantarnos pronto para ver las mejore películas del festival.
Y empezamos nada más y nada menos que con Veneciafrenia, la última de Alex de la Iglesia, con la que estrena su nuevo sello de producción Pokeepsie films, y lo hace de una manera muy correcta, con un slasher bastante típico, pero muy alejado del típico cine español, con una producción muy buena y un equipo (sobre todo los actores) poco conocidos, que quizás irán destacando poco a poco si lo hacen bien. La película no es nada del otro mundo, pero tiene un visionado muy bueno y correcto para cualquier tipo de público (incluso siendo una película de género).
Justo después, vemos el documental Users, pero poco os halbaremos de él, lo que prometía ser un documental que nos contaría nuevas tecnologías y aplicaciones de las mismas, se convierte en algo aburridísimo, más publirreportaje que documental y no nos cuenta casi nada nuevo, un fiasco total.
Casi por casualidad, conseguimos entradas para Dead and beautiful, que es asiática, pero de la sección Noves visions, de la cual nos habíamos propuesto no ver ni una este año, dado las malas experiencias en los últimos años (en verdad hemos llegado a sustituir todos los pases que hacíamos de Noves visions por todo lo que podamos ver de la sección Seven chances, que nos hemos dado cuenta que no tiene desperdicio). Pues la película tampoco nos ha convencido demasiado, pero tampoco esperábamos mucho de ella, una película de Taiwan en teoría con una nueva visión del mundo vampírico, pero que se queda en una película de los niños bien de Taiwan y sus tonterías, muy básica y sin nada de sustancia.
Pero justo después, esta vez sí que vemos un Seven chances en toda regla, una película que hizo George A. Romero por encargo (Amusement park)y que, en teoría, tenía que servir para concienciar a la gente al respeto por la gente mayor e incluso a conseguir voluntarios para el cuidado de ancianos. Al director no se le ocurre nada mejor que hacer una visita en video por un parque de atracciones dónde los ancianos pueden hacer lo que les dejamos actualmente la sociedad, pasándolo realmente mal, viendo el espectador una visión súper bizarra de lo que sucede, incluso con algunos elementos sorpresa que nos dejarán con la boca abierta. Increíble, una película imprescindible.
Y ya por la noche (casi a medianoche, ya que este año se han tenido que adelantar las sesiones por COVID), una de las películas asiáticas más extrema del festival de este año: The sadness; más cine de Taiwan, pero esta vez en plan gore, una película bastante sangrienta y exagerada, aunque no vayáis a pensar que es algo divertido como el splatter japonés, o algo súper gore que nos dejará temblando, simplemente, que para el cine que estamos acostumbrados a ver en Sitges, pues creemos que es de lo más extremo que hay, incluso dejando sus referencias al coronavirus, etc.
Y como os vamos a dormir bastante tarde, al día siguiente, todo con mucha calma, empezando, eso sí, en la primera sesión, pero con sólo dos películas por delante. Incluso así, muy recomendables las dos.
La primera es una brasileña en stop motion (este año se ha puesto de moda esta técnica) llamada Bob cupse, sobre un personaje de cómic, pero con mucho meta cine, teniendo al creador y al personaje en el mismo mundo, etc. Ya el cómic original es muy punk y bruto, pues la película ha salido bastante igual, divertidísima y perfecta para todos los amantes del movimiento punk o para todos los antisistema, la verdad es que lo pasamos muy bien con ella.
Y ya por la tarde, una de las más esperadas de cine asiático del festival (y con razón, porque se llevó hasta un premio, aunque no estamos muy seguros de que fuera merecido); aunque de Limbo esperábamos un thriller más convencional, con algo de acción, algo de suspense, etc. y nos encontramos con algo especial, quizás más innovador y sobre todo más reivindicativo, que nos traslada a las clases más pobres y a los bajos fondos de verdad de Hong Kong, todo en un blanco y negro muy duro y con una ambientación realmente sobrecogedora; la verdad es que nos impactó bastante ver algunas cosas de la película, pero quizás le habríamos dado un poco más de ritmo (básicamente en la parte media) y el blanco y negro que utiliza no nos acabó de convencer, seguramente era filmada en color y proyectada en blanco y negro, por lo que no vemos una profundidad de planos correcta, algo más sucio y anticuado habría quedado muchísimo mejor. Pero igualmente es una película a considerar.