Pues ya está, un año más, ya hemos acabado el esperado Festival de Cinema de Sitges, y ahora ya sólo nos queda esperar un año más. Para empezar, como siempre, os relatamos nuestra crónica de lo que vivimos durante esta semana y media en la que, este año, por razones personales, no pudimos disfrutar al 100%, sino que estuvimos a ratos y sólo en algunas películas, cada vez es más difícil tener tiempo para estas cosas; más adelante ya os comentamos los premios asiáticos del festival y haremos las reseñas de las películas que vimos que sean relacionadas con Katanas Y Colegialas.
Empezamos contando que este ha sido un año con una presencia asiática muy importante en cantidad, pero quizás no tanto en calidad, con un par de películas muy esperadas, pero todo el resto muy del montón, es verdad que hemos tenido alguna sorpresa (siempre pasa), pero en general ha sido un año un poco flojo.
Este ha sido un año muy especial para el festival, ya que ha estado muy marcado por las reformas del cien El Retiro, que ha dejado al evento sin una de las sedes principales, que se ha intentado suplir con otro complejo que no era un cine, pero que ha servido para no tener que reducir el número de proyecciones; no nos ha gustado nada este cambio, aunque también entendemos que ha sido una solución provisional y a partir del próximo año no sólo se volverá a la normalidad, sino que ganaremos con un nuevo Retiro mucho mejor y más cómodo; así que, en realidad aplaudimos la iniciativa.
Este año hemos podido hacer algo que nunca antes habíamos hecho, empezar con el pase de prensa de la inauguración del festival, no porque la película nos atrayera, sino por el hecho de que era un pase en el que considerábamos que era bueno estar; y no en vano, porque (no sé si pasa pocas veces o es habitual) el mismo Angel Sala hizo la presentación de la película no sin antes agradecer todo el trabajo de prensa y de promoción que hacemos los que allí estábamos, todo un detalle por su parte que le honra como persona. A parte de eso, pues la película The presence la vimos flojísima para ser una inauguración, y quizás esto ya nos daba una idea de como iba a ser el festival durante este año.
En cuanto a cine asiático, había dos películas muy esperadas desee hace tiempo, que incluso nos habíamos tenido que aguantar sin verlas a casa durante unos meses con el único fin de poderla disfrutar en el Auditori de Sitges, y éstas fueron sin duda Twilight Warriors y Exhuma, dos superproducciones de Hong Kong y de Corea respectivamente que no decepcionaron a nadie.
A parte de esas dos, había un gran número de películas a las que fuimos sin saber nada o casi nada de ellas y sin ninguna expectativa (muchas veces es lo mejor que podemos hacer); con esas tuvimos un poco de todo: algunas sorpresas de películas pequeñas que nos gustaron bastante, como Ghost killer, A samurai in time o Dead Talent’s society, y ya tendréis reseña de todas ellas; algunas otras que venían con buenas recomendaciones, pero en las que no conseguimos entrar, comprender o pillar la gracia, como Confession, Goldfinger o Cloud, que seguro que tienen un público habitual al que les encantaron, pero que para nosotros llegaron a ser algo insípidas, faltas de originalidad o de alma e incluso un poco aburridas, sin desmerecer que sean unas películas bien hechas, pero para nada acorde con nuestros gustos; otras en las que quizás íbamos sin nada predefinido y que nos acabaron gustando, pero que tampoco tenían nada especial, así que supongo que de aquí no mucho tiempo caerán en el olvido, películas como The moon thieves, I, the executioner, Escape, 100 yards o Operation undead; y finalmente, también vimos Escape from the 21st century, que nos gustó bastante a nivel de historia y originalidad, pero que encontramos un poco estilo millenial, casi como un anuncio o videoclip.
Además de todo el cine asiático que pudimos, que vimos para el blog y para poderos hacer unas bonitas reseñas que os sirvan para saber si queréis ver la película o no una vez salga al mercado en cualquier formato, también aprovechamos para ver algo de cine no asiático (sin elegir demasiado, sólo las sesiones que nos entraban bien por horario). En este caso hemos tenido la oportunidad de ver algunos clásicos que no solemos perdernos nunca, como la última de Quentin Dupieux (todo un clásico del festival: El segundo acto, que quizás es algo más floja que sus mejores películas, pero que juega como ninguna con el metacine; o las sesiones principales del Midnight Extreme, las películas más bizarras del festival y las que más disfrutamos, además de ser algo difícil de ver fuera de aquí: películas como Las motosierras cantan (divertidísima y super loca), 1978 (muy sangrienta y extrema), Krazy house (divertida y muy original), Jimmy and Stigs (extrema y llena de drogas), El tema del verano (bastante extrema) o Frankie Freako (mucho menos loca de lo que parecía).
También vimos otras películas algo más convencionales, algunas que no nos convencieron para nada, viendo películas muy del montón, como Apartament 7a (que solo tiene gracia como curiosidad de precuela), Else (muy original, pero poco desarrollada) o Planet B (muy correcta, pero nada más); y podríamos destacar la gran presencia francesa, entre la que destacaríamos una genial Mads.