Vamos un poco con la crónica de este año del Festival Nits de Cinema Oriental, un año que ha sido algo más corto de lo normal para nosotros y por causas familiares, y es que en verdad hace ya once años que asistimos al festival de forma completa, éste ha sido el primero en el que sólo hemos podido estar el fin de semana, pero bueno, no nos desanimamos por eso, ya que, incluso así, hemos podido ver una gran selección de películas.
Y queremos empezar felicitando a toda la organización del festival, no sólo por haber creado el mejor festival de cine asiático del país, sino porque cada año se nota más profesionalidad, no sólo en la organización durante toda la semana, sino un mayor y mejor número de actividades fuera del cine, unos invitados de lujo, una sede especial para el festival (y es que el recinto de L’Atlantida es mucho más apropiado que un simple cine) y, por lo que a nuestro interés se refiere, una mucho mejor programación de películas; y es que, teniendo en cuenta que se trata de un festival con un presupuesto limitado, ni mucho menos tanto como los más grandes del país, es capaz de mostrarnos una buena muestra del cine asiático del año, con todas las nacionalidades y géneros, buscando algunas películas suficientemente comerciales para que gusten a todos (en las proyecciones nocturnas al aire libre en La Bassa, por ejemplo), pero también con algunas películas lo suficientemente alternativas o extremas para horarios más restringidos en los que saben que sólo irán los interesados (como en las sesiones golfas).
Y es que han sabido encontrar su hueco de programación, alejándose de las superproducciones, pero llevando un poco de cine para cada gusto de todo su público.
Y nuestra semana empieza en viernes, después de habernos perdido grandes eventos como la sección Akihabara de las mañanas o la programación especial de Warriors Two, con la presencia del gran Casanova Wong, la oportunidad de conocerle y entrevistarle, etc.
Y como últimamente, empezamos de tranquis, sin la intención de pasar todo el día metidos en el cine y con más ilusión por ver y hablar con esa gente con la que nos reunimos dos veces al año; así que el festival empieza con unas birras y unas risas; incluso la sesión a la fresca en La Bassa, que no nos interesa demasiado, la pasamos entre risas y birras, con todo el cachondeo posible, que es como más se disfrutan estas cosas.
Más tarde sí que nos apuntamos sin pensarlo a una de las sesiones que más esperábamos de la semana (y quizás la más extrema del festival), con una sesión golfa doble dedicada al gran Yoshihiro Nishimura, viendo su primera y su última películas, con la presencia de la actriz protagonista de la nueva Holy Mother, que sigue con lo que más nos gusta del director; y una gran sorpresa en su primer medio metraje, que no nos esperábamos así para nada. Esta sesión toma el relevo de las clásicas Japan Madness del Festival de Sitges (que ya hace unos años que no se hacen), y esperamos que siga durante los próximos años.
El sábado lo cogemos con un poco más de ganas y, aunque aprovechamos para dormir bien y aguantar por la noche sin problemas, podemos ver todas las películas que nos interesan, empezando por el documental Kung fu stuntmen, que quizás no es más que un documental (como otros que hemos visto en los que el director pone toda su alma), pero que nos encanta, tanto por un tema bien buscado, como por la intervención de grandes nombres del cine de Hong Kong, como por su gran número de anécdotas e historias desconocidas. Por la tarde vemos un thriller taiwanés que ya nos tenía muy buena pinta: Trick or threat, y no nos decepciona, tirando más al humor que al suspense o a la acción, pero con una muy buena dirección y un guion muy bien buscado. Ya de noche, es viernes, y como cada año en La Bassa se pasa la proyección al aire libre más esperada de todo el año, la noche de Bollywood, llena a reventar para la película Sanak, une de esas de acción india por todo lo alto, con chicos y chicas guapísimos. Y después, no queremos perdernos por nada del mundo la sesión golfa especial patrocinada por la Cutrecon, con algo nuevo (más o menos) que ha dado bastante que hablar últimamente: New York ninja, una cinta desaparecida durante muchos años que ahora ha sido recuperada y es la delicia de cualquier fan del cine malo.
Domingo por la mañana empezamos con otro ya clásico del festival, la maratón de cine actual chino de artes marciales, con tres películas (The legend of Shaolin, Blind hero y Song of the assassins) que, incluso siendo películas para televisión o de baja producción, cada año son mejores tanto en calidad de producción, como en nivel de acción, y es que es un tipo de películas que en su país está en alza (y se nota con las mejoras año a año). Seguimos con otra producción china de acción: Blind war, de un nivel bastante superior que las anteriores (ya para estreno en los mejores cines de China), con buenos actores, un guion de acción bastante decente y una buena cantidad de dinero invertida en ella. Por desgracia no podemos quedarnos a ver la mejor película de todo el festival, la india RRR (aunque no nos sabe tan mal porque ya la habíamos visto en pantalla grande), pero nos han contado que fue una sesión inolvidable, y es que no hay para menos, con la que para nosotros fue la mejor película del año.
Y con esto acabamos esta edición, corta pero intensa; esperamos haberos convencido para venir a disfrutar el próximo año, que además será especial porque el festival cumple sus 20 años, así que será imperdible.