Seguimos con las reseñas de este año del cine asiático que pudimos ver en el Festival de Cinema de Sitges (aunque no fueron todas las que queríamos, sí muchas de las que más nos interesaban). En esta ocasión, vamos con una de las más esperadas del año y que podría haber sido el peliculón de esta edición, la nueva obra de Park Chan-wook llamada No other choice, un thriller coreano que es en realidad el remake de The couperet, una película francesa que triunfó bastante y que le encantaba al director, quien pasó muchos años buscando financiación para este remake coreano.

La película nos pone en la piel del encargado de una gran fábrica de papel, ahora comprada por un grupo de inversionistas que están intentando mejorar la empresa, reducir costes, etc. por supuesto, es inevitable el despido de una gran parte de la plantilla, entre ellos nuestro protagonista, que intenta luchar para que eso no pase, pero sin demasiado éxito. Después de pasar por una avaluación psicológica en la que se pretende que los trabajadores despedidos rehagan su vida de cualquier manera, él se da cuenta de que ya tiene una edad, no tiene estudios, etc. y que le será muy difícil encontrar otro trabajo que no sea exactamente de lo mismo que estaba haciendo hasta ahora, así que, después de pensarlo mucho, decide hacer un plan de recuperación por el que buscará todas las empresas papeleras cercanas, a todos los posibles candidatos en su misma situación, de entre ellos a todos los que puedan quitarle el puesto y así consigue una lista de tres individuos que podrían ser perjudiciales para él. Al principio no tiene mucha idea de qué hacer con la lista, pero se acaba dando cuenta de que lo mejor es eliminarlos de la ecuación; al ser un tipo normal, no será nada fácil, ni logísticamente, ni mentalmente, pero intentará acabar con ellos de cualquier manera para llevarse el puesto de trabajo que necesita.
Se trata de una película más que correcta, con un guion muy interesante (aunque no muy original) y una buena puesta en escena, en cualquier otro momento y sin ninguna expectativa creada sobre ella, nos habría parecido una obra notable; el único problema es que estamos hablando de un director como Park Chan-wook, un auténtico maestro que nos ha brindado obras tan excelentes como Oldboy o The handmaid, así que sólo con oír su nombre (ni que fuera como productor) nos esperamos algo grandísimo, majestuoso, que nos vaya a sorprender y a impresionar, y la verdad es que esta película no está a ala altura de las expectativas que teníamos sobre ella, ni nosotros ni nadie que conozca mínimamente al director.

Dicho esto, y para no desanimaros, os diremos que sí que tiene muchas cosas buenas, la narración es genial, quiero decir, sin hacer saltos en el tiempo, sin liarse para nada, sino simplemente explicando una historia tal y como es, siempre desde el punto de vista de su protagonista, en el cual, gracias a este efecto y a lo bien que lo hace Lee Byung-hun (I saw the devil, Concrete utopía) consigue que nos sintamos identificados con él y que suframos todo lo que él está sufriendo. También nos ha impresionado toda la parte de sonido, tanto la ambientación, como la música, y creemos que este punto es excelente, si lugar a dudas lo mejor de la película.
Pero, en cuanto a otros temas, nos hemos quedado muy decepcionados, empezando por la fotografía, con algunos momentos bastante regulares, algunas transiciones entre escenas muy amateurs o que no acaban de funcionar nada bien; también el ritmo, tiene algunos momentos buenos, tiene diversión, tiene tensión (aunque no intriga o suspense), pero en general, tiene muchos otros momentos en los que pierdes el interés por la película, en general es algo irregular. Sin duda, se intenta reflejar una situación común del país (que debería ser aplicable a todo el mundo) y bastante triste, pero por cultura o por lo que sea, no nos ha acabado de llegar.
En definitiva, es una película muy correcta, con un poco de todo y bastante original, pero viniendo de un director como Park Chan-wook es un poco decepcionante tener que ver tan sólo algo correcto y no algo impresionante como lo que nos tiene acostumbrados.
- Lo mejor de la película:
El actor protagonista es muy bueno, realmente consigue convencernos.
El poster es perfecto.
- Lo peor de la película:
Hay momentos que parecen dirigidos por alguien sin mucha experiencia.





