La casa de las dagas voladoras, vuelve el wuxia clásico

La casa de las dagas voladoras

Hoy os traemos la reseña de La casa de las dagas voladoras (House of flying daggers) mientras vamos siguiendo el repaso de las películas que Zhang Yimou dedicó al género de acción (o más bien a las espadas chinas) después de haber conseguido un gran éxito internacional con algunos de sus dramas más potentes (La linterna roja, El camino a casa); en ésta película el director recupera el género wuxia para darle su visión personal en cuanto al estilo y la impresión visual. Ésta película fue rodada solo dos años más tarde que Hero, que le había representado un gran éxito en cuanto a crítica y taquilla, lo que supuso una gran confianza traducida en una buena inversión monetaria para este proyecto que iba a representar algo muy similar a la anterior, aunque después no fuera del todo cierto.

La casa de las dagas voladoras
Un gran romance

La historia se sitúa durante la dinastía Tang, cuando diversos grupos atentan contra el poder del emperador, siendo el más conocido La casa de las dagas voladoras, una facción de asesinos profesionales y casi invisibles. Dos altos rangos de una zona alejada de la capital se enteran de que hay una asesina de Las dagas voladoras infiltrada en un prostíbulo, por lo que montan una escena para poder arrestarla sin levantar sospechas, no sin antes observar sus bailes ya que, aunque sea ciega, se dice que es la mejor bailarina del reino. Para poder encontrar el paradero de La dagas voladoras y descubrir quién es su líder, uno de los dos se hace pasar por su cómplice, la libera y le promete que la llevara dónde quiera, incluso acabando con algunos soldados del emperador para demostrarle que puede confiar en él. Acabarán llegando a su destino, pero una vez allí será cuando todos los implicados en esta trama se darán cuenta de que nada es lo que parece y se girarán las tornas para cambiar completamente la situación.

Como habréis podido comprobar, y si no ya os lo confirmamos nosotros, esta película trata de emular un wuxia clásico de los que se podrían haber hecho en los años ’70 o a principios de los ’80, con una trama de facciones secretas, política, soldados y espadas, con un gran romance de por medio, muchas traiciones, etc. y no sólo en la historia en sí, sino también en la manera de contarla, con una narración bastante lineal y sencilla para que cualquier tipo de público pueda entenderlo sin problemas, con una historia que va transcurriendo paso a paso durante casi todo la película (incluyendo escenas de acción de vez en cuando para animar la cosa), pero que en el tramo final se tuerce todo y se desvelan mil cosas que el espectador no imaginaba para dejarnos con un final inesperado y no del todo bueno.

La casa de las dagas voladoras
Espectaculares escenas de acción

Sin embargo, hay esencialmente dos cosas que la diferencian de la visión más clásica que tenemos de los wuxias: la primera es su calidad visual y la segunda, la profundidad no de los personajes, sino de las relaciones entre ellos.

Referente a la calidad visual, dado su proximidad es inevitable la comparación con la anterior película de Zhang Yimou: Hero; y aquí debemos decir que no hay ni punto de comparación ya que la primera basaba casi toda la fuerza y la diferencia de la obra en este aspecto, mientras que ésta no se queda atrás en cuanto a vestuario, paisajes y escenarios, música, colores, fotografía, etc. incluso podríamos decir que es muy superior al de la mayoría de las películas actuales, pero no se destacan los elementos claves de una manera tan exagerada para demostrar las metáforas que se quieren expresar, sino que simplemente se hace bonito para conseguir una gran película en todos los aspectos. En este apartado destacaríamos el inicio de la película, formado por dos números musicales con danza, pero que representan toda una declaración de intenciones sobre la belleza que veremos a continuación, aunque nonos vayamos a fijar tanto por estar concentrados en la historia.

La casa de las dagas voladoras
Un apartado visual de lujo

En cuanto a los personajes, aquí es donde radica la diferencia fundamental entre esta película y la mayoría de los wuxias anteriores, en los que la historia, la acción y la fantasía lo eran todo (después de esta película sí que ha habido otras que han copiado este aspecto). Aquí la acción es espectacular en todas sus escenas, de nuevo coreografiada por Ching Siu-Tung (Una historia china de fantasmas, Swordsman) que esta vez ha creado unas luchas de espadas muy a caballo entre la realidad y la fantasía, para que veamos que son una exageración, pero de una forma algo verosímil; pero ni la historia ni la acción, aunque tengan un peso muy importante, son la razón de ser de la película, sino que lo más importante acaban siendo los sentimientos de cada uno de los personajes, como van cambiando las relaciones entre ellos y como esto afecta a toda la historia, dejando que lo vayamos descubriendo e interpretando a lo largo de toda la película y convirtiendo lo que en un principio se podía considerar como una película de acción en un puro romance adornado en forma de wuxia.

Aquí comprobamos que Zhang Yimou no sólo es capaz de realizar películas bellas o con buenas escenas de acción, sino que es capaz de combinar todo esto con el romance más épico y trágico de sus anteriores películas cambiando el significado de un género cinematográfico.

Para ello, esta vez se ha rodeado de grandes actores que estuvieran a la altura de un final como éste, aunque no fueran grandes expertos en artes marciales, así los protagonistas han sido grandes nombres como Andy Lau, Takeshi Kaneshiro y la estupendísima Zhang Ziyi.

En definitiva, un wuxia bastante moderno, aunque con una estructura e historia de clásico y una parte sentimental muy profunda que no era normal en el género hasta ahora (quizás mejorando en este punto a Tigre y dragón). Una película con una buena historia, grandes escenas de acción (y no sólo de combates) y un gran final.

  • Lo mejor de la película:

Las escenas de baile del principio son más espectaculares que las luchas a espada.

  • Lo peor de la película:

Los efectos especiales hoy en día empiezan a cantar un poco.

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