Aunque un poco tarde porque es una película con algunos años ya, hoy queremos haceros una pequeña reseña de la que consideramos una de las mejores películas asiáticas que hemos visto nunca y sin duda la mejor del director Zhang Yimou, aunque no la más conocida, ya que el público general lo recordara más por sus dramas, que por sus películas de acción, pero esto es Katanas y Colegialas, así que… En general podríamos definir Hero en su argumento como un drama histórico chino, pero creemos que tiene mucho más que esto, ya que también es una genial película de acción, con un romance importante y con un mensaje que, guste o no, llega a calar hondo. Con unos actores de renombre y una producción muy importante a nivel de presupuesto, ésta película salió, como muchas otras, a raíz del éxito de Tigre y dragón; aunque no penséis que es ninguna copia o ningún intento de conseguir éxito gracias a ella, sino que es un aprovechamiento de que las productoras confiaban en el género después del éxito de la primera, así muchos directores de renombre pudieron aportar su visión del cine de espadas con una obra grandilocuente; además de que ésta esta indudablemente dirigida a un publico local que conoce la historia de su país, no tiene como objetivo principal su internacionalización, como sucedió con Tigre y dragón.

Perdonad que no hagamos un análisis mucho más profundo como se merecería una película como esta, pero indudablemente, somos simples aficionados y no estudiosos del séptimo arte y estamos seguros que hay una cantidad muy importante de simbología y de creación artística que se nos escapa.

La trama en realidad no es muy complicada, en el período de los Warring Status en el que China estaba dividida en varios estados, había un gobernador que estaba triunfando sobre los otros, siendo el más probable emperador del futuro imperio unificado, pero también había muchos asesinos de otros estados que querían acabar con él, por eso se resguardaba bien de todo el mundo. Un día, uno de los funcionarios de uno de sus territorios se presenta ante él orgulloso de haber matado a los tres asesinos más peligrosos y por eso es recompensado con oro y tierras e invitado a brindar con el gobernador, quien le pide que le explique como acabó con ellos. Él le cuenta toda la historia, pero el gobernador no lo acaba de creer y le contradice contando la historia que él cree que es la cierta y con la cual el funcionario es en verdad otro de los asesinos que viene a matarlo.

Este argumento en principio tan simple viene reforzado por las distintas relaciones entre todos sus personajes, todo el pensamiento tradicional de la época y sobretodo por una narración no lineal y repitiendo escenas (por supuesto con distinto contenido), que la hacen mucho más atractiva.

El principal punto de interés de esta película es sin duda su apartado visual, en el que el director se ha apoyado en un genio como Christopher Doyle (Chunking express, Ashes of time), no sólo con una diferenciación muy exagerada de colores que hacen que parezca algo tan bello que es casi de otro mundo, y con un solo color representando cada escena, pero también usado como representación del carácter de cada personaje: gris para la primera parte y un personaje calmado y reflexivo; rojo para la segunda parte y un personaje muy visceral e impulsivo, marcado por un gran desamor; azul para la tercera parte que representa una explicación racional y  reflexiva, etc. así hasta llegar  aun final en el que no es tan descarado, pero los colores predominantes son sin duda el negro y el rojo, representando la muerte y un final trágico. Pero no solo son los colores, sino que cada escena y cada plano están pensados al milímetro, tanto a nivel de fotografía, como a nivel de decorados, paisajes, vestuario, etc. incluso la música omnipresente durante toda la película, es bastante tradicional, pero pensada específicamente y con una coincidencia perfecta para cada una de las escenas a la que representa.

Pero lo que de verdad hace grande la película, además de su impresionante apartado visual, es todo el conjunto de simbología que utiliza el director, mezclando distintos componentes para expresar que cada cosa o cada arte (por muy destructiva o negativa que sea) tiene su belleza inherente. Así, para el arte de la esgrima, en este caso asociado a la muerte y el asesinato, en cada una de las luchas busca un tipo de belleza que se puede asociar, usando su paralelismo con otras artes consideradas generalmente de gran belleza como la música, la caligrafía (no tanto aquí, pero en China es algo muy importante) o incluso el propio amor.

Ya hablando de la acción en sí, os diremos que esto no es una película de artes marciales; aquí no encontraréis unas coreografías de infarto o unos golpes que le duelan hasta al espectador; esto es una película mucho mas visual y todas la luchas o escenas de acción dirigidas por Ching Siu-Tung (Una historia china de fantasmas, Swordsman) que serán puras simulaciones a cámara lenta, usando más cables que la habilidad de los actores, y es que aquí no se quiere reflejar la realidad en ningún momento, sino sólo la belleza de las artes combativas.

Como ya nos estamos alargando bastante, en otra ocasión os hablaremos más sobre su director Zhang Yimou, sólo deciros que en esta película lo mejor que hizo fue saber rodearse de los mejores profesionales en cada uno de sus campos, incluyendo unos actores que quizás podrían haber expresado mucho más, pero que le servían perfectamente para las escenas de espadas y también las mas sentimentales (que tampoco eran demasiado profundas), entre ellos como protagonistas a Jet Li, Donnie Yen, Tonny Leung Chiu-Wai o Maggie Cheung.

En definitiva, como ya hemos avanzado al principio, para nosotros una de las mejores películas asiáticas que hemos vitos, tanto a nivel visual como conceptual, que además al final resulta ser una película de acción muy representativa del cine chino. Un must para cualquier amante del cine.

• Lo mejor de la película:

Un espectáculo visual como nunca antes hemos visto (después sí que hay alguna que ha intentado copiarlo).

• Lo peor de la película:

Como muchas veces, en realidad no deja de ser pura propaganda patriótica, aunque es perdonable si pensamos en los problemas que tuvo antes el director con el gobierno chino y la censura.