La película de hoy no es una novedad, más bien es una de las películas que vimos hace tiempo en el Festival de Sitges y que teníamos ganas de recuperar. Casshern es todo un manifiesto cyberpunk extraído de una serie anime de los ’70 y llevado hasta sus límites para hacer de él algo más serio y con más contenido; una película japonesa llena de acción, pero también con sus grandes pensamientos y su necesidad de darnos a conocer un contenido más profundo, con las temáticas típicas del cyberpunk y la ciencia ficción y llevado a la pantalla de una forma diferente.

La historia nos sitúa en un futuro bastante lejano, cuando las confederaciones asiática y europea están en constante guerra, la confederación asiática ha conseguido hacerse con el poder, pero incluso así, hay guerras internas para apoderarse de los estados internos. En ese momento y en plena guerra, un científico descubre unas células capaces de reconstruir cualquier parte humana aunque, como siempre en estos casos, nadie se interesa debido al tiempo y a la inversión que necesita, tan sólo quieren explotarlo los militares y políticos. Así se pone a investigar hasta que, por efecto de un rayo o algo extraño, en componente tiene un efecto mucho mayor del que esperaban y resucita a todos los muertos con los que estaban experimentando (eso sí, con una fuerza increíble). Los humanos los persiguen para aniquilarlos, pero al final 4 de esos seres consiguen escapar y llegar a una fortaleza recóndita, descubriendo allí un ejército de robots y utilizándolo para vengarse de la humanidad. Al mismo tiempo, el profesor descubre que su hijo ha muerto en la guerra y con la ira de este descubrimiento sumada al suceso de los nuevos humanos, sumerge el cuerpo de su hijo en el compuesto devolviéndole a la vida, también con mucha más fuerza y con una armadura especial para la batalla. Así el hijo del profesor deberá parar a los nuevos humanos, pero se dará cuenta de que los auténticos malvados son los humanos que nunca dejan sus guerras, y que los nuevos humanos o neófitos son en realidad como sus hermanos.

Lo primero a comentar de esta película es su particular estilo visual, usando unos actores reales, pero actuando en todo momento delante de una croma y con todos (absolutamente todos) los escenarios añadidos mediante CGI, además de tener un abuso de luces en unos escenarios muy oscuros, lo que hacen a la película algo completamente irreal e increíble, pero muy adecuado para darle ese efecto cyberpunk que nos traslada a otro mundo muy alejado del nuestro.

Pero todo lo que es la película no se queda simplemente en su estilo visual, podríamos decir que el ritmo general es bastante lento y pesado, adornado en algunos momentos con espectaculares escenas de acción, así acaba copiando, referenciando o como le queráis llamar al estilo que marcó Matrix, el de querer hacer una película con alto contenido argumental pero sin escatimar en acción a raudales; sólo que en este caso, el contenido argumental pasa a ser mucho más filosófico y de protesta, tratando temas como las guerras, las células madre y los experimentos biológicos, los sentimientos (amor, culpa, responsabilidad, fraternidad…), como se aprovechan los políticos del resto de la humanidad, el miedo humano a todo lo desconocido, el racismo y alguna otra más.

Quizás la mezcla quede algo extraña, quizás no llegue a gustar del todo a los amantes de la acción sin más, ni llegue a satisfacer a los que buscan ciencia ficción filosófica, la verdad es que al final no queda una película completamente redonda y bien concluida, más bien una de esas que debes ver más de tres veces para llegar a meterte dentro de ella; lo que sí que no hay duda es que ha sabido cambiar el espíritu original del anime y darle un toque muy personal, reivindicativo y muy oscuro.

El director ha sido Kazuaki Kiriya, que más tarde dirigió también Goemon, aprovechando el mismo estilo de CGI, se nota que es un directorque viene del mundo de la publicidad y el videoclip, y hace una película que más de uno podría pensar que es más bien un videojuego, tanto por la estética, como por la acción.
Los actores principales son Yusuke Iseya (13 asesinos) y Kumiko Aso (Pulse, Zebraman), aunque sus dotes interpretativas quedan eclipsadas por tanto CGI.

En definitiva, una película completamente distinta a cualquier otra que hayáis visto, con un estilo visual muy particular que os puede encantar o podéis detestar y con una resolución algo confusa, una mezcla demasiado intensa de filosofía y acción.

• Lo mejor de la película:

Todos los diseños de personajes, escenarios, máquinas, etc. son dignos del mejor de los Final Fantasy

• Lo peor de la película:

Algunos momentos demasiado rebuscados e incluso incomprensibles.

http://www.youtube.com/watch?v=aG2W05xJ76o