Otra de las películas asiáticas esperadas por mucha gente este pasado Festival de Sitges fue sin duda The medium, una coproducción entre Tailandia i Corea del Sur que entra un poco en el género de terror, aunque en este aspecto no nos ha convencido demasiado. La verdad es que toda su expectación venía de que Na Hong-jin (The wailing) estaba metido en su producción, y sólo con eso el público ya pensaba que estaría al nivel de sus películas. Como ni siquiera conocíamos este dato antes de verla y por el tráiler ya vimos que no era nada de nuestro estilo, tampoco nos llevamos una decepción tan grande, pero la verdad es que nos dejó bastante fríos. La película se muestra como un mockumentary, aunque en algunos momentos es un poco difícil de creérselo.
La película empieza como un documental sobre los chamanes de Tailandia, sobre todo con las mujeres que representan a las diosas locales porque en algún momento de su vida las han tenido dentro de su espíritu. Los documentalistas siguen a una de esas chamanes que les va contando no sólo lo que representa para ella y la comunidad el tener esa responsabilidad, sino que también les va hablando de su vida y las personas que la han influenciado; en un momento van todos a ver a su familia por un acto especial y ella se empieza a dar cuenta de que algo no anda bien con su sobrina, por lo que lo primero que hace es avisar a la madre, pero nadie le presta mucha atención. Después de algunos sucesos algo turbios, la familia acaba creyendo lo que les decía y pidiendo su ayuda, pero al final descubren que se trata no de uno sino de varios espíritus malignos (o uno muy poderoso) que se han introducido en su cuerpo. La chaman preparará un gran exorcismo con la ayuda de otros brujos para intentar salvar a la niña o al menos a su familia después de unos cuantos sustos, pero quizás ya sea demasiado tarde.
La verdad es que la película empieza muy bien, incluso con un formato de falso documental que nunca nos ha gustado (excepto en el único caso de Top knot detective), cuando nos va hablando de mitología local, de cómo afecta a la vida cotidiana de esas personas, cuando nos habla de los chamanes y de sus dioses y de lo que representan… nos ha parecido interesante y la verdad es que podría haber seguido así durante una hora o incluso hacerlo de forma real y nos lo hubiéramos tragado sin ningún problema. El problema es cuando la cosa se empieza a torcer hacia el género de terror y lo hace sin demasiado acierto, en parte por una producción precaria, pero también por bastante falta de originalidad (incluso hablando de temas locales y mitologías desconocidas).
Lo peor de todo es que a partir de la segunda mitad de la película nos parece que todo lo habíamos visto antes, mezclando escenas de El exorcista, El proyecto de la bruja de Blair, algo de The wailing, Expediente Warren, Paranormal activity, REC y alguna que otra que ahora mismo se nos escapa. Pero no sólo es la falta de originalidad al copiar escenas enteras, sino que ni siquiera se molestan en adaptarlas o en mejorarlas para que la gente crea que es una evolución del género, se deja todo con un formato bastante amateur, sin que de ningún tipo de miedo (bueno, al final si que sube la tensión un poco, pero sólo en la última escena) y todo como muy poco creíble.
Tampoco ayuda demasiado el ritmo o la narración de la historia, lo que hacen bastante bien es separar la película en dos mitades, la primera para engancharte y, en teoría, la segunda para dar un giro y aterrorizarte; pero en esta segunda parte no hay una historia seguida, ni un ritmo creciente (repetimos, hasta la escena final que sí es algo más potente), sino que es una sucesión de escenas cortas, más o menos relacionadas entre sí, pero sin ningún tipo de evolución, nos da bastante igual el principio de la posesión que casi al final antes del exorcismo, todo está más o menos al mismo nivel.
Con un director como Banjong Pisanthanakun (Pee Mak), que ya nos había demostrado que al menos podía entretener al público sin problemas, no sabemos que habrá pasado, si habrá sido culpa de la producción o de intentar meterse en un género que no domina.
En definitiva, una película de “terror” que no nos ha hecho ni un pequeño susto, todo copiado de otras películas conocidas, y sin demasiada coherencia, en un formato de falso documental que tampoco nos suele convencer… Pues no hemos disfrutado ni un segundo con ella, nos habría interesado más una producción cutre tailandesa de terror, pero con más personalidad.
- Lo mejor de la película:
La primera parte habría funcionado muy bien como documental, pero algo serio, no de género.
- Lo peor de la película:
Un guion casi inexistente, muchos fallos de lógica y en general, bastante aburrida.