Hoy venimos con otra novedad de cine asiático, una película que hace tiempo que estábamos esperando y que nos han vendido como algo revolucionario. Se trata de Triple threat, una coproducción entre China, Tailandia y USA que se ha caracterizado por contar con algunos de los mejores artistas marciales del presente y que propone una de esas películas de acción non-stop, sin andarse con chiquitas y directo al grano, a lo que la gente quiere ver, que son tiros y patadas, ya sabéis, el movimiento iniciado hace unos años por The raid. La verdad es que últimamente se están haciendo bastantes películas de este tipo (como mínimo una cada año), algunas de ellas nos dejan impactados por saber ir más allá de lo que vimos en la anterior y otras se quedan en el olvido por tener unas buenas escenas de acción, pero no saber aportar nada nuevo o ser más extremas que el resto.
En esta ocasión, el argumento no puede ser más simple y carente de valor; un grupo de mercenarios americanos se dirigen a una base en la selva guiados por un par de locales que creen que van a hacer una misión humanitaria, pero no es así, en realidad son traficantes que se dirigen a rescatar a su líder y dejar morir a sus guías junto con el resto de los supervivientes de la base después del ataque. Pero los guías son más duros de lo que parece, y logran escapar; de vuelta a la ciudad y juntándose con uno de los supervivientes del ataque al que convencen de que ellos son los buenos, no sólo encontrarán una diplomática encargada de luchar por la paz que está siendo atacada por los mismos traficantes, sino que la banda se enterará que siguen vivos, así que deberán proteger a la chica y a sí mismos luchando hasta matarlos a todos.
Por supuesto, en estos casos no nos importa que la historia sea simple, típica, tonta, irreal, etc. lo único que nos importa es que la acción no pare ni un minuto y que ésta sea lo mejor posible en todos los aspectos, lo único que queremos es un buen espectáculo de artes marciales sin importar el qué ni el porqué; y la verdad es que esto lo han conseguido perfectamente.
Y la verdad es que la acción es muy buena, no sólo tenemos artes marciales, sino que podemos disfrutar de ataques con todo tipo de armas, desde un ataque militar a una base justo al inicio de la película (sin avisar, ni presentar, ni nada) hasta enfrentamientos a mano denuda en edificios pequeños, tiroteos en medio de la ciudad, armas blancas… y todo eso cambiando de escenario en cada escena. Y no sólo en la variedad está la diversión, sino que la calidad de las escenas es muy buena, tanto por unos actores completamente profesionales, como por un director que sabe cómo sacar partido de algo bueno, con tomas largas y planos que van desde el general hasta un acercamiento más íntimo cámara en mano.
También debemos admitir que nos ha encantado el poder coger a unos artistas marciales de diferentes países y con distintos estilos de lucha, esto le ha dado mucha variedad a la cinta y más cuando cada uno de ellos tiene una escena cumbre en la que se puede lucir sin que los demás no le hagan sombra; así tenemos muestras de Muai Thai, Pencak silat y Kung fu y lo que más nos ha impresionado, el ver artes marciales a mano desnuda derrotando a mercenarios armados hasta arriba. Eso sí, aunque haya quedado bastante espectacular, en ningún momento son escenas de acción súper fantásticas, de esas increíbles que sólo quedan bien en un contexto fantástico o de humor, aquí todo se ha intentado hacer serio y verosímil (dentro de lo que cabe).
Dejando de lado toda la pare de acción que nos ha convencido completamente, la película no tiene mucho más, así que creemos que al final será una de esas que se habrá olvidado como máximo en un año, cuando vuelva a salir otra parecida que la supere; no tiene nada de originalidad, ni es extrema hasta la médula, ni siquiera tenemos ninguna escena de acción de esas que puedes decir que nunca habías visto nada parecido en el cine.
A todo esto, con unos actores que representan la última generación de expertos en artes marciales en distintos países asiáticos: Tony Jaa desde Tailandia (Ong bak, The protector), Iko Uwais desde Indonesia (The raid, The night comes for us) y Tiger Chen desde China (coreógrafo de taquillazos de Hollywood), acompañados por un gran Scott Adkins y alguna aparición especial como la de Jeeja Yanin (Chocolate, Raging Phoenix) que casi no aparece y no dice nada, pero tiene una presencia muy molona.
En definitiva, una película que será recordada por representar lo mejor de cada casa del panorama actual del cine de artes marciales, pero poco más, aunque tenga unas escenas de acción excelentes, al final resulta un poco sosa en general.
- Lo mejor de la película:
Aunque casi no la vemos, mola mucho Jeeja Yanin.
- Lo peor de la película:
Nada en concreto, sólo el sentimiento de no ver nada nuevo.