Wild zero, rock and roll y zombies en Japón

Wild zero

Hoy tenemos otra de esas películas japonesas algo antiguas, pero que nos encantan y que reflejan perfectamente lo qué es el cine asiático extremo. Hemos visto Wild zero, una película muy cañera de zombies y rock and roll; en realidad una de esas películas usadas para promoción de un grupo de música, pero no ésas que os hemos contado recientemente de niñas idol, sino de una banda punk-rock de los ‘80: Guitar wolf, con un líder con el mismo nombre que en su época fue todo un ídolo y que ha hecho alguna incursión más en el mundo del cine. De todos modos, con una temática como ésta y un personaje tan carismático, es imposible resistirse a una película como esta. 

Wild zero
Un protagonista de altura

El protagonista es un joven rockero, enamorado del grupo Guitar wolf, que lo va siguiendo en todos sus conciertos y que, en cierta ocasión salva a su líder de un conflicto armado con su representante, que cree que el rock ha muerto; en compensación, Guitar wolf le obsequia con su amistad y un silbato para pedirle ayuda cuando la necesite. A partir de entonces la historia se ramifica en distintos grupos de personajes que acabarán confluyendo: un par de mafiosos que se dirigen a una compra de armas; la chica dura que les quiere vender esas armas; un trío de mataos que van a ver la caída de un meteorito; una chica joven y mona perdida en una gasolinera abandonada y los ya comentados. Cada uno va persiguiendo su objetivo hasta que todos se van encontrando con un extraño suceso que ha pasado en la región: unos alienígenas están convirtiendo a la gente en zombies. Algunos de ellos acaban infectados, y otros luchando por sus vidas (además de siguiendo con sus subtramas), hasta que al final Guitar wolf acabará arrasando con su dureza y sus poderes. 

Por supuesto, se trata de una película con un presupuesto ajustado, unos zombies de pacotilla y unos actores pésimos, pero en ningún momento no nos ha molestado porque la película tiene otras muchas cualidades que la hacen disfrutable y encantadora. 

Lo más importante de todo es el rock, y es que, siendo una película sobre un grupo de música, es normal que la música en sí tenga un protagonismo especial; y es que cada grupo de personajes tiene su propio tema personal, además de música que se va ajustando a cada intensidad de las escenas de acción. 

Wild zero
Situaciones muy divertidas

Lo mejor de la película, sin lugar a dudas, es Guitar wolf, tanto el personaje, como el cantante que se interpreta a sí mismo, un tipo súper carismático y que representa la auténtica imagen del punk-rock: rebelde, chungo, oscuro, cañero, todo el día con la cerveza en la mano… pero también el resto de personajes, aunque estén interpretados por actores bastante malos y aunque representen uno personajes muy típicos, son todos muy curiosos, cada uno son sus peculiaridades y sus tonterías, sobre todo muy divertidos. 

Así que nos queda una película divertida, pero sobre todo muy cañera, llena de acción, música, zombies, armas de fuego y tipos duros, pero también con alguna pequeña historia de amor, algo de fantasía (y es que el protagonista tiene hasta poderes místicos ocultos otorgados por el rock and roll). Todo muy en el mismo estilo de los exploitation y el cine de serie B de los ‘60 y los ‘70, con esas chicas armadas, esos coches y motor rodando por largas carreteras, ese ambiente lleno de tipo chungos, etc. 

El director es Tetsuro Takeuchi, más conocido en el mundo del videoclip, y que tampoco hace un trabajo genial aquí en cuanto a narración, fotografía, etc. Pero que da justo lo que el grupo quería, salir en una película dándolo todo y mostrar a todos el espíritu del punk-rock. 

En definitiva, una película divertida, pero sobre todo muy cañera, no sólo por su acción, sino por sus personajes, su música y sobre todo lo duro que llega a ser todo el mundo. Nos hace descubrir a un personaje único como Guitar wolf y nos hace pasar un buen rato. 

  • Lo mejor de la película: 

Su protagonista y toda la música. 

  • Lo peor de la película: 

Es bastante cutre, en general, pero ¿qué importa eso? 

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