Crónicas del Festival de Sitges 2016 – Quinto día

Festival de Sitges

Días de tormenta en Sitges, y no me refiero a una tormenta metafórica provocada por la bestialidad de las películas proyectadas en el Festival de Cine, sino a una tormenta real, y es que llevamos un par de días que parece que se esté acabando el mundo, con unas lluvias que llegan a crear auténticos ríos bajando por las calles más pequeñas del pueblo (como la de entrada al Casino Prado). Por eso y por un poco de cansancio acumulado, decidimos pasar de alguna cosilla que teníamos previsto ver entre la sección Brigadoon y la retrospectiva de ciencia ficción rusa, que nos hacía ilusión, pero que también agradecemos un día de tranquilidad casera.

 

Igualmente, uno de estos días no podemos resistirnos a subir a Sitges, aunque sólo sea para una película, y tener la oportunidad de ver The handmaiden en la inmensa pantalla del Auditori; y no nos arrepentimos para nada ya que, además de las varias escenas de sexo que dejaron a todo el público bien calentito, el maestro Park Chan-Wook crea una historia, quizás no demasiado rebuscada, pero si muy bien tramada y con un ambiente increíble. A nivel de calidad, quizás la mejor película que hemos visto en el festival de este año hasta ahora.

 

Y pasamos al siguiente día, en el que, ya más descansados, tenemos cine des de las 8 de la mañana hasta las 2 e la noche, un día bastante intenso, aunque con alguna pequeña decepción.

 

Para empezar, una película que nos hacía especial gracia, Fear Inc., cuando leímos su argumento (sin ver el trailer ni nada) y es que últimamente este tipo de películas están siendo un acierto festivalero, con juegos dentro de la película, muchas referencias al cine de terror, engaños, etc., pero nos encontramos delante de algo demasiado juvenil, quizás para ver un sábado por la tarde con una novieta recién echada, unos protagonistas típicos y faltos de cualquier carisma y una historia que se ve a venir a la legua y que ni asusta, ni sorprende ni hace gracia.

 

Siguiendo con todo lo contrario, habíamos elegido I’m not a serial killer para rellenar el rato antes de comer (y quizás echar una cabezada) y nos tiene enganchados toda la película, no es que sea un películón, ni que tenga una gran historia o esté muy bien hecha, pero al menos la encontramos original dentro del cine de género, con un protagonista que mola y un villano que mola más. Aunque quizás se trata sólo de expectativas.

 

Festival de Sitges
Bruce Campbell

Por la tarde ya vamos a lo nuestro, el cine asiático, empezando por un documental que tenía que ser lo más afín a Katanas y colegialas en todo el festival: Dragon grils: las amazonas del pop asiático, que nos habla del papel de las chicas guerreras en Asia, pasando por Taiwan, China, Hong Kong, Japón, Malasia… y con ámbitos como el cine, cómic, música, combate… pero aunque salgan musas como Asami o Michelle Yeoh contando lo que piensan, es un documental que se queda en lo más superficial y además sin ningún tipo de historia o hilo conductor, tan sólo cuatro entrevistas una detrás de la otra.

Y junto con el documental, tenemos la película alemana Plan B, sobre unos colegas aficionados a las artes marciales que se ven metidos en un lío de mafias; una película mala, mala, pero bastante gamberra, con un humor tonto e infantil y unas escenas de acción que no están del todo mal; al final no podemos decir que no nos haya gustado, al menos nos reímos un poco y vemos algo diferente.

 

Más tarde, nos disponemos a ver Three, la última de Johnnie To, precedida de un making off en el que el propio director nos cuenta sus intenciones con esta película, y que sin el susodicho quizás nos habría parecido un bodrio, pero vemos que es una película sin argumento, o con un argumento que se cuenta entero al iniciar la película, y en el que todo lo que pasa es simplemente una preparación para llegar  ala escena culminante, que es una auténtica obra de arte del cine.

 

Acabamos el día con algo muy esperado de cada año, la película anual de Takashi Miike, no sin antes ver la entrega del Premio La màquina del temps, que entrega el mismo Don Coscarelli a Bruce Campbell, el cual se pasa casi una hora contándonos su vida y su amor al arte, metiéndose con la pésima traductora y haciendo mil bromas (que tío el Bruce Campbell!).

Pero nos aburrimos de mala manera con Terraformars, la peli del Miike, es una superproducción en la que se ha invertido la vida y más, con unos efectos especiales, escenarios, etc. increíbles y con una historia detrás que tiene mucha gracia, pero la forma de contarla carece totalmente de ritmo y nos machaca demasiado con explicaciones que no queremos, como los poderes de cada protagonista, el malo contando sus planes, las explicaciones de todo lo que va pasando palabra por palabra… como si fuéramos tontos rompiendo cualquier tipo de climax. Pero bueno, a Takashi Miike se le perdona todo.

 

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