Entre dos días a tope cargadísimos de películas, el viernes en el Festival de Sitges tuvimos un día sin cine asiático y con solo dos películas por delante, ya que habíamos tenido maratón nocturna la noche anterior y queríamos levantarnos pronto la mañana siguiente, pero bastante bien en general.

 

Empezamos con una película de la que habíamos tan sólo visto un poco de tráiler y nos había enganchado sólo por su nombre: The man who killed Hitler and then the Bigfoot, pensando que sería un exploitation de bajo presupuesto y muy gamberro, justo antes de empezar la película, el mismo director nos confirma que se trata precisamente de lo contrario. Y es verdad, la película, todo y ser de bajo presupuesto, tiene una calidad excepcional por lo que debería ser, con una fotografía, una música y una narración perfectas, pero resulta ser todo un drama nada apropiado para un festival como éste, mucho menos para los últimos días con tanta afluencia de público. De todos modos, disfrutamos con ella.

 

Y después de un paseo por la playa y unas charlas con amigos, ya por la noche nos dirigimos a ver una de las sesiones más esperadas por el gran público del festival: Overlord, con una presentación y un saludo a los fans del festival del mismo J.J. Abrams (productor de la película); la película no resulta ser nada del otro mundo, una película bélica con algunas escenas impresionantes, mucha acción y una historia decente (sin ser demasiado original), cuando empieza la trama de Frankenstein (o de los superhombres nazis, como se quiera ver) se queda un poco corta comparada con el extremismo de otras películas que han tocado el tema, pero la verdad es que ver una película así en pantalla grande y con un sonido espectacular y a un volumen desorbitado, se disfruta mucho, todo y ser lo más comercial posible.