Crónicas del Festival de Sitges 2018: tercer día

Festival Sitges

Sábado, ahora sí que podemos decir que ha empezado el Festival de Cine de Sitges y lo hace a lo grande, con el que quizás sea el día de mayor afluencia de toda la semana. Juntando la tradicional Zombie walk, en la que ya no tomamos partido, pero que llena Sitges hasta los topes), la visita de Nicolas Cage, que provocó auténticas avalanchas de fans aunque sabían que no se podrían ni acercar a él y una selección de las películas mas esperadas de esta edición, consiguieron un lleno total, al menos en todos los pases del Auditori.

 

Para nosotros el día empieza algo más tarde, debido a la anterior maratón Japan madnes, pero llegamos a Sitges justo para ver un películón con letras mayúsculas: The night comes for us, con un sencillo guión de venganza, pero un action non-stop que nonos deja ni un segundo de descanso, muy en el estilo que iniciaron películas como The raid; coreografías y violencia por todo lo alto.

 

Para no ser menos que el resto del mundo, conseguimos ver Mandy, con un flash de aparición de Nicholas Cage, que viene a recoger su premio y no se deja ver más por la presentación de la película; resulta ser una clase de experimento, con un estilo que nos hace recordar a los videoclips y portadas de fantasía de los discos de rock de los ’70, un poco de ultraviolencia y una trama típica de venganzas; si no fuera por ese aspecto inusual y una música increíble, la película tampoco sería nada del otro mundo.

 

Festival de Sitges
La muy querida Zombie Walk

Seguimos con The apostle, la película con la que el querido Gareth Evans vuelve a su Gales natal para contar una historia muy arraigada a este país después de años trabajando en Asia y haciendo algo completamente distinto. La historia no está nada mal, pero la película en sí se ve un poco insulsa, con unas actuaciones reguleras y una extensión que se acaba alargando demasiado sin llegar al final espectacular al que tendría que haber llegado; eso si, nos mete algunas escenas típicas de la acción que tiene aprendida.

 

Y por la noche nos preparamos para la fiesta en la que seguro que será la noche más divertida de toda la semana (y eso que sólo queríamos ver una de las películas y por curiosidad), la Nit+ freak es otra de esas citas que intentamos no perdernos ningún año, y este ha sido toda una sorpresa:

Empezando por Chuck steel: night of the trampires, una divertidísima película de animación hecha con stop motion de plastilina, en la que se revisan todos los tópicos del cine de policías duros y el de terror en una visión completamente loca y políticamente incorrecta.

Siguiendo con Heavy trip, pensando que sería una película más de jóvenes colgaos en viaje de locuras, pero nos damos cuenta de que retrata perfectamente, pero con muchísimo humor el mundillo del black metal alternativo en Escandinavia,  para los que hemos vivido esta movida y pudimos ver la película, fue un no parar de reír y aplaudir.

Y acabamos la noche con la más esperada, The legend of the stardust brothers, dirigida por Makoto Tezuka (hijo del gran Osamu), y que nos sumerge en el mundillo del pop de los ’80 en Japón, adaptando con imágenes un disco real y que nos cuenta, a base de videoclips, la historia de una banda; con un estilo muy parecido a las películas de The Beatles en versión nipona.

 

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