Asesinos en serie y snuff movies en Killers

Killers

Hay pocas veces que suceda este fenómeno que debería ser más normal, pero esta vez pudimos ver una película asiática de terror en el Festival de Sitges. La película era Killers, una historia de asesinos en serie Indonesia de la mano de los Mo Brothers, unos directores de los que habíamos visto pocas cosas anteriores, pero que sabíamos que se decantaban siempre por lo más extremo. Es poco habitual ver películas indonesias en festivales de cine, ya que no son muy comerciales, pero des del éxito de The raid, su proliferación ha ido en aumento, hasta se ha creado un sello llamado Merantau Films para distribuirlas.

Killers
Escenas de snuff

La historia trata en general sobre los asesinos en serie, y algo más particularmente sobre las snuff movies. Empieza con un protagonista que se dedica a secuestrar chicas y matarlas de diversas formas mientras las filma, para después colgar los videos en internet. Hay un reportero que por casualidad ve su trabajo y días más tarde, por accidente mata a unas personas y decide grabarlo y subirlo a internet. A partir de entonces se formará una relación entre los dos como de maestro-alumno en la que uno está muy contento de tener a alguien como él y el otro no sabe dónde se ha metido y cada vez la liará más hasta que ya no sepa cómo salir de los problemas que él mismo se ha buscado. Las historias de asesinatos se irán mezclando con las situaciones personales de los dos protagonistas, bastante complicadas en ambos casos, con una novia y su hermano marginado el primero, que le recuerda a su propia infancia, y con una mujer separada y una hija a la que quiere mucho el segundo.

No os queremos desvelar más sobre el argumento, ya que sólo sería un spoiler, con datos sobre los asesinatos y como acaba discurriendo la historia.

Aunque parezca algo muy bestia, hay que admitir que sí que consideraríamos la película como extrema, pero en realidad nada explícita, ya que hay mucha sangre y asesinatos, pero todo pasa fuera de las vista de las cámaras; es más lo que el espectador se pueda imaginar o pueda ligar entre una escena y la otra, que lo que realmente se ve.

Toda la película está hecha con bastante estilo, en vez de tirar por el camino más radical y salvaje; aquí gozamos con sus escenas a cámara lenta, su música clásica y sus silencios magistrales para hacer más íntima cada secuencia, entre otras cosas; así que vemos que cualquier incomodidad que pueda tener el espectador delante de su visión no es tanto por la película en sí, sino más por el tema tratado o por la propia psicología de los personajes. Sin duda esta es una historia de personajes, dónde lo más importante es dar mucha personalidad a los dos protagonistas y que el espectador se pueda meter en su piel y saber todo lo que es capaz de sentir un asesino en serie, al contrario de la mayoría de las obras de este género, en las que el director intenta meter al espectador del lado de las víctimas, para buscar un terror fácil haciendo que se sufra por ellas; aquí las víctimas no tienen ninguna importancia, son tan sólo juguetes con los que adornar la historia.

Killers
Y otras más sucias

Conceptualmente nos ha encantado la dualidad que presentan los dos personajes y cómo podemos ver las distintas formas que puede adoptar un asesino: uno es directamente un psicópata afectado por traumas en su niñez y el otro se hace así al no aguantar la presión de la sociedad y de todas las personas y problemas que lo rodean. En ningún momento se magnifica la figura del asesino, ni se intenta que el espectador acepte esta situación, pero sí que se le ofrece un punto de vista diferente y se crea una empatía bastante grande con uno de los protagonistas; también se nos muestran las consecuencias de estos actos. Así que, aunque sea un tema escabroso y muchos se puedan sentir afectados, en realidad es una película bastante más profunda de lo que pueda parecer al principio.

En cuanto al ritmo, hay veces que es bastante lenta o que se va en direcciones que no le interesan a nadie, incluso al final se hace bastante larga con una conclusión que podría haber ido mucho más directa al grano, pero ya hemos avisado de que más que una película salvaje, intentaba ser elegante, así que es normal que haya momentos más aburridos o que su ritmo sea lento y en general cueste que las cosas sucedan.

Creemos que la elección de actores ha sido bastante acertada, con un japonés como Kazuki Kitamura (Dead or alive, Sky high) y un indonesio como Oka Antara (The raid 2, VHS 2), ninguno de los dos muy conocido, pero con bastante experiencia detrás y muy capaces de mostrar los sentimientos de sus personajes.

En cuanto a sus directores, Kimo Stamboel y Timo Tjahjanto se hacen llamar los Mo brothers, juntos han dirigido ya segmentos muy brutales de películas como ABCs of death, VHS2 o Faces of fear y un largometraje titulado Macabre, pero esta es su primera película de buen presupuesto, y creemos que lo han hecho suficientemente bien como para ver la siguiente.

En definitiva, una película extrema, pero más por su temática y psicología que por la fuerza de sus imágenes; algo bien cuidado y con una historia interesante, quizás no muy habitual en el género de terror.

  • Lo mejor de la película:

Un ejercicio narrativo bastante bueno, más que intentar dar miedo.

  • Lo peor de la película:

Su ritmo a veces cansa un poco y un final demasiado alargado.

https://www.youtube.com/watch?v=BIO6BbkeBc8

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