Siguiendo con el Festival Nits de Cinema Oriental y con las películas filipinas, que fueron las protagonistas este año, vamos con otro thriller reciente que pudimos ver en la inauguración, se llama Kabisera y trata básicamente sobre el tráfico de drogas en un pequeño pueblo pesquero de Filipinas. De nuevo se agradece una historia interesante y un poco de acción (aunque no demasiada) en una producción sin un presupuesto muy elevado y sin demasiadas ambiciones, pero con un resultado más que aceptable; nada del otro mundo, pero perfectamente visible.

Todo empieza cuando un pescador de un pequeño pueblo sale con su barca por la mañana y encuentra en medio del mar un alijo de metanfetamina flotando; él lo esconde en su cabaña y no dice nada. Pero al cabo de un tiempo pensando, se lo dice a su mujer, y entre los dos deciden que moverán sus contactos para ponerla en el mercado y poder sacar mucho dinero; contactan a un viejo amigo que les proporciona todo lo necesario y les hace todo el trabajo dejándoles una parte del dinero ganado, pero a partir de allí empiezan los problemas típicos en este tipo de negocios: cuando los repartidores son también consumidores, descuidos delante de la policía, sobornos a policías, desconfianza en todo el mundo, el negocio crece demasiado rápido, los propietarios originales de la mercancía los están buscando… todo esto se va cruzando con los problemas personales y familiares del protagonista cuando tiene miedo de lo que pueda pasar, cuando su hijo se empieza a meter en este mundo, con la hija que vive en la ciudad y se quiere casar con un indeseable… Así que vemos una mezcla de thriller sobre el tráfico de drogas con el drama familiar en los pequeños pueblos de las islas de Filipinas.

Como en casi todos estos casos, el principio de la película es bastante original, invitándonos a disfrutar de una película diferente y con algunos atractivos especiales, pero como también suele pasar, todo esto se va deshinchando un poco para convertirse en un thriller más, con los típicos problemas que ya hemos visto mil veces y que no tienen el menor interés. Sin embargo también debemos decir que aunque no sea un tema ni una visión nuevos, sí que es muy correcto, con una buena dirección y un devenir de la historia lineal y sin muchas sorpresas, pero todo muy bien estructurado.

Nos encontramos delante de una película con un presupuesto y unas ambiciones bastante humildes, preparada para ser una obra destacada dentro del cine filipino de este año, pero poco más, sin pasar a la historia ni sin muchas posibilidades de exportación fuera de festivales especializados; así y todo debemos decir que, incluso contando con pocos recursos, tanto la fotografía (sobre todo en las escenas de amaneceres o anocheceres, que se nos hacen espectaculares), como la música (muy bien adaptada a cada momento de tensión) son geniales, no así lo es el ritmo de la película, que empieza de una forma tremenda y tiene algunas escenas muy excitantes y bien conseguidas, pero que va dando demasiados altibajos durante toda la duración de la película, sin dejar claro si intenta ser un drama o una historia de acción.

Sin duda lo más fuerte aquí son sus actores, liderados por Joel Torre (que vimos el pasado año en On the job), un actor con una gran versatilidad y expresividad, capaz de cambiar fácilmente de sentimientos o expresiones en poco tiempo. Sin desmerecer a todos y cada uno de los actores que lo acompañan, quizás no tan famosos, pero que hacen aquí un trabajo excelente también.

En definitiva, una correctísima película que mezcla el thriller con el drama familiar y personal (quizás tirando más hacia esta última vertiente), con una historia de drogas y traficantes bien desarrollada e interpretada, pero sin nada especial.

• Lo mejor de la película:

Un inicio que promete mucho.

• Lo peor de la película:

Tampoco nos ha llegado a emocionar.

https://www.youtube.com/watch?v=v9Ea8sAknz0