Cada año estamos muy atentos a las sesiones golfas del Festival Nits de Cinema Oriental, que siempre nos trae lo más extremo del cine asiático (generalmente japonés) que se ha producido en el año en cuestión; este año, además de darnos a conocer la nueva productora de cine extremo: Yabai-Ze!, hemos disfrutado de dos sesiones golfas completas, una de ellas con una sesión doble de cine bastante gore de la misma productora. Así que, como son películas cortas y pequeñas, tal y como las vimos en sesión doble, así os la presentamos en Katanas y colegialas, porque es una buena sesión doble, aunque nosotros le hubiésemos cambiado el orden para ver en primer lugar Okamuro san y después Devil’s residents 2 (esta última sólo para los más atrevidos).
Okamuro san empieza con el más típico de los argumentos de una película de terror, un grupo de jóvenes que se reúnen en el campo y cuentan el mito urbano de que, si buscas Okamuro san en internet, se te aparece y te corta la cabeza, y sólo puedes evitarlo diciendo tres veces su nombre; y como es lógico, todos lo buscan y acaban decapitados, así como otros personajes por todo el país. Hasta aquí, bastante normal, pero la gracia llega cuando lo anuncian en las noticias, etc. para prevenir a la población y mucha gente empieza a utilizar este recurso para suicidarse o matar a alguien (incluso mandando emails trampa con el link), así que cada vez hay más y más muertes por Okamuro por todo Japón, dando trabajo a psiquiatras y demás que tienen que tratar el síntoma Okamuro. Incluso la película da otro giro de guion cuando se centra en una joven afligida por la muerte de un compañero que sólo piensa en la venganza y se dirige a un templo a ser instruida en el combate y la esgrima junto a otra igual que ella; así entre las dos llamarán a Okamuro y lucharán contra él a katana limpia.
Esta película es bastante original, no sólo por sus giros de guion, sino también por saber cómo jugar con diferentes géneros y gustar a un público homogéneo; mezclando el horror más clásico, con una parte de humor negro bastante subido de tono y acabar con una parte más de acción, katanas y luchas contra seres extraordinarios. La verdad es que, entre esta mezcla y su corta duración, no deja ni un segundo para el aburrimiento, se pasa la película volando.
Aunque se trate claramente de una película de Serie B, creemos que tiene una factura considerable, no por gozar de presupuesto para efectos especiales, etc. pero sí por tener una buena fotografía, buena narración, un ritmo tremendo, una música apropiada, etc. sin olvidar los típicos festejos del splatter japonés: chorrazos de sangre, decapitaciones de cuajo, monstruo de látex… En fin, un must para todos los amantes del cine extremo japonés.
Devil’s residents 2 trata sobre unos ejecutivos de una cadena de televisión algo extrema que buscan el próximo bombazo en materia de reality shows, y por las tendencias actuales: influencers y pasión por lo sobrenatural, deciden que lo mejor será encerrar a un grupo de youtubers en una casa que se supone que está encantada. El show empieza con algunos sustos tontos, muchas supersticiones que se van creando y los típicos rollitos entre concursantes de reality show, pero pronto la cosa se pone caliente y empieza a morir gente de las formas más bestias posibles; entonces tendrán que investigar si de verdad hay espíritus en la casa o es uno de ellos que está acabando con el resto, para llegar a esclarecer el pasado de algunos de ellos que los está persiguiendo y que acabará desmembrando y haciendo cosas peores con todos ellos.
Aquí nos encontramos con una película gore al viejo estilo, en todos sus aspectos; algunos dijeron que la película no se entendía, que quizás era necesario haber visto la primera parte, pero en realidad simplemente es así, las películas gore no tienen en cuenta el seguir un guion coherente, ni siquiera ser lógicas consigo mismas, ni tener que contar una historia; si nos fijamos en los gore clásicos, son puras películas de Serie B casi sin historia, con actores malísimos y con un presupuesto ínfimo, en las que lo más importante es la visibilidad, o el ser lo más explícita posible, que se vea más sangre falsa y más desmembramientos que ninguna otra, que sea lo más asquerosa posible, simplemente eso, y es algo que se ha perdido hoy en día.
Quizás muchos esperaban algo de acción con mucha sangre, o un splatter japonés como los de los inicios de los ’00, con mucho humor y sangre a borbotones; pero aquí se ha optado por buscar algo reamente bloody disgusting y poco más; lo que contentará a una parte muy pequeña del público actual.