Como casi cada año, Takashi Miike nos sorprende con dos películas nuevas (al menos dos llegan a España, a veces hace alguna más que no podemos ver); normalmente una de las dos es más alocada y la otra es algo serio; en este caso vamos a por la apuesta seria de este año: Over your dead body, que al igual que hace unos pocos años va dirigida a un público más maduro que el habitual, buscando consolidarse como cineasta de gran talento y adaptando obras clásicas japonesas a su propio estilo, pero conservando siempre la sobriedad y los valores del original. En esta ocasión ha encontrado la inspiración en una obra de teatro clásica y mil veces representada en su país de origen, llamada Yotsura Kaidan y centrada en el terror más clásico de espíritus.
En la obra original un samurai vagabundo se enamora de una mujer de alta cuna; engañando a su familia, el samurai consigue seducirla y matar al padre de ella fingiendo un accidente. Una vez casados y con un hijo, ella pierde parte de su atractivo de juventud y el samurai se enamora y se ve con otra chica más joven y guapa, engañando a uno de sus sirvientes para que finja una aventura con su mujer y así simular un ataque de ira y matarlos a los dos. Pero no todo le saldrá bien, ya que el espíritu de su mujer vuelto de la tumba se le aparecerá para atormentarlo hasta la muerte.
En esta adaptación al cine, se mezcla una representación de la obra en un momento actual y por unos actores de renombre, con las vidas personales de estos actores que, sin ser ninguna casualidad, tienen unas relaciones muy similares a las de los personajes de la obra. Así, entre la intensidad de la obra y su parecido con la realidad, los actores que la interpretan irán fundiendo sus vidas con la de los personajes de la historia para acabar formando los mismos sucesos y terminar con un trágico final como el de la obra.
Al principio, al ver el trailer y el póster de esta película, nos llegamos a pensar que Miike trataría de hacer una historia terrorífica; pero nada más lejos de la realidad, aquí, el director lo que ha hecho ha sido recrear por enésima vez este clásico nipón, como muchas otras veces intentando aprovechar una historia conocida y muy inculcada dentro de su cerebro para ofrecernos lo mejor de sí en cuanto a dirección se refiere. Eso sí, sin dejar de aportar algo suyo (aunque no sea demasiado significativo) y trasladándola no sólo a una época actual, sino a una manera de hacer cine y unas técnicas muy recientes (cuando hablamos de técnicas, no nos referimos a efectos especiales, sino a técnicas de rodaje, fotografía, etc.).
Debemos avisar a los fans del Miike más loco y gamberro que ésta no es una de sus películas llenas de bizarradas o muy originales, sino todo lo contrario, se trata de una película con un ritmo muy pausado (pero mucho), sin ningún tipo de sobresalto o originalidad y con un sentido del humor nulo. Sin embargo, todos los que se atrevan a verla después de nuestras advertencias, tendrán el privilegio de presenciar toda una obra de arte, o como uno de nuestros directores favoritos hace malabares con los escenarios y la fotografía para crear unas escenas completamente mágicas a pesar de ser tan minimalistas; y es que usando unos escenarios de teatro sin demasiada decoración (a excepción del teatro giratorio y algún momento en el que se convierte en espectacular), unas luces mínimas que dejan la pantalla a oscuras la mayor parte del tiempo y unos diálogos demasiado concisos dónde los actores casi expresan más que hablan, consigue unas escenas de gran belleza y cautivadoras.
Así, casi sin enseñar nada de la realidad (sólo con las escenas en el teatro), e incluso así jugando perfectamente con el metacine, sin mostrar la obra completa (sólo los momentos más significativos) y centrándose mucho más en la ambientación que en los actores, consigue no que nos metamos dentro de la película (porque para mi todo lo que es teatro es demasiado falso), pero sí que nos dejemos atrapar por la película y pasemos una hora y media completamente absortos.
No os hablaremos más de Takashi Miike (Audition, Hara-kiri) porque a éstas alturas ya todos lo debéis conocer bien, cuando le dedicamos hasta un especial a él sólo, ni de los actores, porque creemos que su significado en esta película es muy poco; creemos que tan sólo con lo que hemos dicho ya hay bastante para haceros a la idea.
En definitiva otra de las películas serias de Takashi Miike en la que nos demuestra que es un director excepcional y puede hacer todo lo que se proponga; eso sí, absteneros los fans de gamberradas como Zebraman o La gran guerra Yokai.
- Lo mejor de la película:
Conseguir algo tan envolvente con tan pocos elementos para construirlo.
- Lo peor de la película:
Mucho continente y poco contenido, quizás acostumbrados al cine actual echamos a faltar un objetivo respecto al público.
https://www.youtube.com/watch?v=ljT3sxER6fA