Mil gracias de nuevo al Festival nits de Cinema Oriental por traernos la última película de Yoshihiro Nishimura, la cual estamos seguros que no habríamos visto de ninguna otra manera, ya que son los únicos dedicados a conseguir este tipo de cine asiático extremo y proyectarlo en España en pantalla grande en unas gloriosas sesiones golfas (y ya es el segundo año en el que pasa). La película es Samurai ninja: Onimanji, y cómo supondréis por el título, el director, etc. es una película japonesa de ninjas a lo bestia; más concretamente se trata de un spin off de unos de los personajes que aparecían en su anterior película de ninjas Ninja war of Torakage, aunque no sea necesario para nada haber visto ésta para entender la nueva, es más, aquí os cuentan mucho mejor la historia de este personaje aunque tampoco sea muy necesario; bueno, a los que conozcan el director, ya sabrán que en general, la trama en sus películas es algo más bien secundario.
La película trata de un ninja que fue encerrado mágicamente en una urna hace unos 600 años y que es despertado por el monje que lo custodiaba en la actualidad, gracias a un equipo de asesinos que pagan por rescatarlo y que trabaje para ellos. Al principio deberán enseñarle todas las evoluciones del mundo contemporáneo, las nuevas armas, etc. y después conseguirle su legendaria katana, con la que había matado a cientos de enemigos; una vez conseguida la adaptación, el equipo empezará a conseguir encargos de asesinato y cumpliendo las misiones ayudados por su nuevo asesino, hasta que llegue un encargo importante en el que deberán competir no sólo con un cártel internacional de drogas, sino también con el equipo rival de asesinos, que también tendrán el mismo encargo para tratarlo como una competición; los miembros del equipo deberán enfrentarse uno a uno a los miembros del equipo rival antes de poder cumplir su encargo.
Para los más fans del director, ya os avanzamos que ésta no es una de sus splatters más salvajes, violentos y llenos de sangre, no esperéis encontrar aquí la bestialidad más grande jamás filmada, y aunque el mismo festival la recomendaba como una de las mejores películas de Nishimura, nosotros no creemos que sea así, más bien la vemos como un capricho del director, que quedó contento con Ninja war of Torakage y quiso expandir su propio universo de ninjas, pero con algo más extremo (aunque sin pasarse); por eso él mismo ha producido la película y ha dedicado sus escasos recursos a una cinta de Serie B que fuera más una muestra de escenas molonas que le habían pasado por la cabeza, que de contar una historia o establecer una ambientación concreta.
Al final, la película resulta ser de tono más bien humorístico, pero con diversos puntos que la hacen muy característica del director, pero iros olvidando de sus chorrazos de sangre infinitos, de esos seres y aberraciones incomprensibles o de esa incorrección política que haría taparse los ojos a más de uno. Ya habíamos tenido una de estas películas en su filmografía, que fue Tokyo dragon chef, que era puro humor, con una mínima cantidad de violencia, la que ahora nos ocupa sería un intermedio (quizás el director está buscando su hueco, una vez finalizada la ola de splatter japonés que tuvo tanto éxito en su momento). Y sí que es verdad que en la película tenemos algunos elementos a destacar, como las sexy asesinas, el friki-procurador (y sus cangre-burgers), unos trajes y estilismos de morirse, el monje-bonsai, incluso un número musical, y sobre todo un protagonista super chulo…
Se hace de notar demasiado la falta de presupuesto (y eso es un gran fallo, sobre todo en escenarios, se ve todo muy descuidado), pero se compensa con un toque que intenta ser ultra moderno (lleno de neones, música tecno, etc.) y con una acción vertiginosa, que ocupa cómo la mitad de la película, pero es a lo grande, bien llevada y muy violenta (todo luchas de katanas y pistolas), pero lo más destacado de la cinta, como ya hemos dicho, es su humor (que ocupa la otra mitad de la cinta) un humor estúpido, soez y bastante infantil, pero que, a los que ya sabemos lo que vamos a ver y a las horas que lo vimos, nos ha acabado haciendo gracia (aunque sean bromas repetidas y sin gracia).
Poco más os diremos sobre su director Yoshihiro Nishimura (Helldriver, Tokyo gore pólice) uno de los ases del splatter japonés de principios de los ’00, uno de los ayores creadores de efectos especiales y maquillajes gore clásicos de la actualidad y una de las razones de ser de Katanas y Colegialas.
En definitiva, una película bastante divertida, con un humor algo aberrante y absurdo, muchos personajes y situaciones extraños y sobre todo mucha violencia, sangre y chicas bien sexys (que no significa que haya sexo…); no es el típico splatter que esperaríamos de Nishimura (es un poco más light), pero cumple perfectamente para los fans del cine asiático extremo.
- Lo mejor de la película:
Toda la parte final con sus batallas de katanas y pistolas.
- Lo peor de la película:
Algunos momentos de humor físico demasiado simplón (aunque nosotros no hemos reído).