Como ya os hemos actualizado un poco con las “más o menos” novedades en cine asiático en estas últimas semanas; hoy nos hemos decidido a viajar un poco al pasado, motivados por la buena recepción del cine de terror indonesio que tuvimos en el reciente Festival de Sitges, así que os proponemos una sesión doble Grindhouse con dos bizarradas de los ’80: The queen of black magic y Satan’s slaves; ambas bastante parecidas en su contenido, aunque no en su forma; así que nos encontramos delante de dos producciones que nos cuentan el miedo que se tenía en indonesia a la magia negra y como la fe (musulmana, por supuesto) es lo único que puede vencer al mal.
La primera de las películas propuestas es The queen of black magic, una historia de terror rural en la que un ricachón del pueblo, justo antes de casarse se arrepiente del affair que tuvo con una chica, por lo que después de alguna complicación en su boda, la acusa de practicar magia negra y va junto con una turba enfurecida a amatarla tirándola de un precipicio. La chica no muere, en cambio es salvada por un ermitaño del bosque que (¡vaya casualidad!) es un maestro de la magia negra, con lo que le enseña a la chica todo lo que tiene que aprender para poder vengarse de quienes la quisieron matar, y la insta a hacerlo hasta que aparece en el pueblo un hombre de fe decidido a acabar con el mal que está acechando.
Vimos la película alentados por la nueva versión que se ha hecho recientemente, y la verdad es que no tiene nada que ver (excepto la venganza usando magia negra), pero nos ha parecido como mínimo muy divertida; es una película cutre, pero lo suficientemente bizarra y movida como para que esta cutrez se convierte en risas mil. Claramente dividida en tres partes, la primera que sería la de introducción bastante loca y todo muy a saco, como para quitársela rápido de encima; en la segunda parte tendríamos la venganza, con las muertes de los aldeanos, algunas más tontas y absurdas y otras mucho más salvajes y gore; y en la tercera parte veríamos la lucha entre el bien y el mal, la película vuelve a bajar un poco, pero sigue con la misma gracia.
Con unos efectos especiales de lo más baratos y ochenteros y unas actuaciones de pena, pero llena de buenas intenciones y bastante salvaje en general, lo que hacen que sea una película bastante disfrutable, para los que disfrutamos con este nivel de bizarrismo y cutrez.
La segunda película de la sesión es Satan’s slaves, de la cual también Joko Anwar ha hecho una versión recientemente. Aquí el argumento es mucho más simple, después de la muerte de una madre de familia, su hijo empieza a ver su fantasma y recurre a la ayuda de la magia negra para protegerse; al mismo tiempo, el padre contrata a una ama de llaves para la casa, y a partir de entonces empiezan a suceder cosas extrañas ya morir gente. Por una casualidad del destino, el niño será la clave de todo, ya que acabará recurriendo a un sacerdote musulmán, que es quien de verdad puede luchar contra Satán, y será el mismo niño el que resuelva todo lo que está sucediendo.
Esta película se divide muy drásticamente en dos partes, en la primera mitad solo nos van contando la situación y algo de la vida de sus protagonistas, pero sin ningún tipo de gracia y sin nada de interés para el que quiera ver una película de terror, ni siquiera va creando clima; en la segunda mitad, ya sabremos todo lo que pasa y empezaremos la historia de verdad con las muertes de los seres queridos, los zombie/fantasmas y alguna que otra tontería.
La verdad es que si la primera película de la sesión era cutre, ésta lo es todavía más, ahorrando hasta el último centavo y haciendo que parezca algo amateur, entre esos actores que no deberían llamarse así y la falta de maquillajes para los zombies (o peor, maquillajes ridículos que les hacen parecer mendigos), la película no tiene casi interés; es verdad que en la segunda mitad te ríes de lo mala que es en general, pero también en la primera te aburres soberanamente.
Así que si queréis dos malas películas de terror de los ’80 para echar unas risas de lo malísimas que son, ésta puede ser una buena sesión doble para compartir con unas birras y amigos.