Ya tenemos nueva entrega de Trash-o-rama y, como casi siempre, pero esta vez muy especialmente, es una entrega que ningún aficionado al cine asiático se debería perder, ya que lleva uno de los referentes que iniciaron la llamada Categoría III en Hong Kong. Con un director y actor ahora muy conocidos, podemos ver Ebola Syndrome, que en aquella época fue algo muy nuevo y criticado por algunos sectores, esta vez en su versión sin censura, nunca vista antes por circuitos comerciales estándar; la acompaña también otra película del mismo estilo llamada Préstamo sangriento, algo más floja, pero con su encanto también.

 

Ebola syndrome es al historia de Kai, una persona asquerosa y pervertida, como hay muchos en este mundo; empieza con la muerte de tres personas en Hong Kong después de que lo pillen beneficiándose a la mujer de su jefe, así que se traslada a Sud África para huir de la justicia, y allí trabaja en un restaurante chino. Después de algunos problemillas de racismo (en Sud África los chinos están por debajo de los blancos y de los negros), acaba acompañando a su jefe a comprar un cerdo a una tribu africana, que resulta que se ha contagiado de ébola; allí tiene sexo con una mujer que le pasa el virus, pero parece que él es portador y no intoxicado, por lo que no le pasa nada, así que sigue su vida, desesperando y matando al jefe y a su mujer, infectándolos en el proceso y sirviéndolos como carne en el restaurante. Después vuelve a Hong Kong, dejando un rastro de muertos por el virus tanto en Sud África como en su país natal, siendo buscado por la policía e intentando pasar una buena vida con prostitutas, una mujer de su pasado, etc. hasta que se entera de lo que está sucediendo de verdad y todo se vuelve aun peor.

 

Quizás vista ahora, esta película nos parezca algo floja, sobretodo comparado con el reciente splatter, con sus mil chorros de sangre y sus geniales efectos de maquillaje, pero en la época en la que se rodó fue toda una revolución, asegurando que procedía de una historia real, con un nivel inusual de bizarrismo y asquerosidad, una atmósfera de suciedad perfectamente creada (sobretodo en la visita a la tribu africana), una música ambiental muy inquietante, alguna escena realmente repulsiva (la autopsia de un cadáver con el virus es lo más), bastante sexo explícito y sobretodo un protagonista que sirvió de ejemplo para muchos posteriores, un villano de verdad, un tipo de esos que te crees que exista en el mundo y al que sólo te gustaría ver muerto, del que es imposible sacar nada bueno. Para que os hagáis una idea, podríamos deciros que su equivalente en USA puede ser Henry Retrato de un asesino, que ahora se ve algo light, pero que marcó un antes y un después en las películas de psicópatas.

Todo esto orquestado por Herman Yau (Woman knight of mirror lake, Ip Man the final fight), que en esa época casi empezaba como director, pero con mucha experiencia en el cine, y que desde entonces lo ha tocado todo; y con un protagonista con el que ha repetido más de una vez, el ya mítico Anthony Wong (Exiled, The four) que lleva todo el peso de la historia y sin el cual la película no habría sido lo mismo.

 

La segunda de las películas de esta sesión doble es Préstamo sangriento (The underground banker) la historia de un camionera con una familia muy humilde, que se trasladan a unos pisos de protección oficial dónde coinciden con un famoso asesino y con un ex-compañero, ahora miembro de una tríada. La mujer se mete en líos con esa tríada, jugando un dinero en bolsa, perdiéndolo y pidiendo un préstamo para pagarlo, pero las cosas no son tan fáciles y la mafia se aprovechará de la situación, prostituyéndola, abusando de ella, amenazando a su familia, incluso llegando a matarla y mutilar a su hijo; hasta que el final, su marido se enfade de verdad y vaya a acabar con toda la mafia ayudado por su vecino asesino.

 

Esta película es algo más floja que la anterior, llegando casi al nivel de culebrón, con un ambiente mucho más trágico que sangriento, pero con algo de bizarrismo igualmente y manteniendo esas características de la Categoría III, toda la violencia, el sexo y las situaciones extrañas; con bastante humor de por medio y un resultado bastante peculiar.

De nuevo, su protagonista es Anthony Wong y el director es Bosco Lam (La sala de torturas chinas), más centrado en el erotismo que en la violencia, y eso se deja notar mucho en esta película.

 

 

La sesión se completa con entrevistas a Herman Yau y Anthony Wong (algo más recientes que las películas), un divertido retro-documental y sobretodo con el disco entero que compone la aventura musical de Anthony Wong, una auténtica maravilla.