Hoy queremos empezar con las reseñas del cine asiático que vimos en el Festival de Cinema de Sitges, y lo hacemos con una de las películas que más esperábamos, pero que al final quizás no fue tanto como prometían sus expectativas. La película es Unstoppable, un thriller de acción coreano protagonizado por un actor que se está convirtiendo en toda una estrella en su país: Don Lee (o Ma Dong Seok, como se hacía llamar antes).

El protagonista es un tipo bueno y sencillo, un trabajador de la lonja de pescado con un cuerpo de luchador de pressing catch; el problema es que al ser tan buena persona y confiado, todo el mundo se intenta aprovechar de él. Con algunos problemas económicos y una mujer que ya está un poco harta de el porque no le proporciona todo lo que ella necesita, el pobre hace lo que puede, pero tiene una vida algo triste. La cosa cambia cuando un día le proponen un negocio algo turbio, que él no ve claro, pero acaba aceptando con la esperanza de ganar algún dinero para él y su mujer; ese día sus problemas empiezan a aparecer, no sólo por esa acción (por la que se lía de manera bárbara), sino que, casi por casualidad, su mujer desaparece. Él acaba descubriendo que la han raptado y desde entonces hará lo que sea por descubrir quién lo ha hecho y rescatarla aunque le cueste la vida.

En realidad, esta película no nos aporta casi nada nuevo, es un argumento y unas situaciones que ya hemos vivido algunas otras veces; pero en este caso no nos importa porque vemos en seguida que no es una película que no se las de de seria y oscura, sino que tira más bien por el lado del humor, siendo en todo momento muy entretenida y amena.

La filmografía no está nada mal, se nota que ha contado con un buen presupuesto y un buen equipo para hacerla; aunque sea más bien una cinta comercial que básicamente intenta aprovechar el tirón de un actor de moda ya internacionalmente, no se ha descuidado ni un detalle y podemos ver en ella todo el estilo y los elementos de las recientes películas de mafias coreanas, sin caer en los tópicos y los elementos que hacen parecer a muchas películas de este tipo todas iguales.

Sin duda aquí el elemento más importante de la película es su protagonista Don Lee (Train to Busan, Outlaws), a quien le han buscado un papel que le va como anillo al dedo (y probado porque ya había interpretado a personajes parecidos otras veces). Con él, el director se ha asegurado de tener un protagonista con carisma capaz de ofrecer escenas de humor, algo dramáticas y una buena acción en la misma cinta.

El ritmo no es desenfrenado, pero sí que muy adecuado, tomándose toda la duración de la película para llegar de cero a cien (con mucha calma), pero ofreciendo en todo momento algo que te deja sonriendo o con ganas de continuar y con un final que podría estar en muchas películas de acción.

La dirección de la acción está bastante bien, empezando con algunas persecuciones, algunos tiros y acabando con un Don Lee desatado, dando bofetadas en su estilo a todo el mundo.

Y en cuanto a su humor, es bastante ligero, sin ninguna broma fuera de tono o de carcajada, lo justo para ir amenizando la historia, ir definiendo al personaje y hacer que nos vayamos contentos a casa después de la película.

En definitiva, quien busque una típica película de acción coreana en la que ver escenas brutales y un no parar de peleas, está muy equivocado; tampoco diremos que es una película que pasará a la historia, no se trata de uno de esos peliculones para recordar; pero si sólo queréis pasarlo bien durante un par de horas y ver algo movido, pero sin pretensiones, la disfrutaréis.

• Lo mejor de la película:

Un Don Lee en un papel pensado expresamente para él.

• Lo peor de la película:

En realidad no tiene nada que la haga destacar.