Ya estamos en el ecuador del Festival de Sitges de 2018, con seis días transcurridos y otros seis por venir, habiendo visto alguna cosa muy buena, otras que no tanto y alguna que aun estamos esperando. Ayer fue otro día tranquilo a nivel de películas, pero la verdad es que no nos podemos quejar, un nivel bastante alto en general.

 

Y empezamos con cine no asiático y algo comercial con Dragged across concrete, la nueva película del director de Bone Tomahawk y Brawl in cell 99, en esta ocasión repitiendo con Vince Vaungh en la actuación y añadiendo a Mel Gibson como protagonistas; la verdad es que es una historia muy decente y sobretodo con unos diálogos muy buenos, intentando llegar a la altura de Tarantino, además dos grandes actuaciones de dos actores que se encuentran muy fuera de su zona de confort; lo que pasa es que, teniendo en cuenta lo que nos gustaron las dos anteriores películas del director, ésta se nos ha quedado un poco corta, más que nada porque llevábamos todo el rato esperando el giro drástico de guión que la volviera salvaje, y ésta se queda más o menos igual.

 

Seguimos con la que quizás haya sido la sorpresa del festival, nadie daría nada por una película de terror de India, sobretodo al ver la sala del Auditori medio vacía; pero nos atrevemos ya que hace dos años, Ludo nos sorprendió por su narración y ambientación todo y contar con un mínimo presupuesto; pues Tumbbad mejora la experiencia mil veces, siguiendo con un presupuesto muy limitado, nos ofrece un concepto clásico de terror, pero enmarcado en una mitología local (no sabemos si real o inventada) y se convierte en una de las pocas películas de terror que nos llega a infundir respeto, llegando a unos niveles que ya querrían los directores de Hollywood. Debemos agradecer infinitamente a la organización que se atreva a traer obras tan arriesgadas como ésta.

 

Para acabar, nos decidimos a disfrutar con lo último del filipino Erik Matti, que últimamente nos tiene ganados con todo lo que hace; sin embargo Buybust no deja de ser una simple película de acción, sin nada más por detrás (excepto en la escena final); lo que pasa es que con un director no habituado a este tipo de cine, un presupuesto tan limitado y unos actores (y sobretodo extras) tan justos, cuesta mucho llegar  atener un buen resultado en una aventura como ésta, que intenta emular éxitos recientes como The raid; al final se queda como algo un poco deficiente, con unas escenas de acción que en muchas ocasiones dan hasta risa.