Crónicas del Festival de Sitges: octavo día

Esto ya se acaba, quedan pocos días para dejar atrás el Festival de Sitges y esperar hasta el próximo año; pero no nos importa porque aun nos queda un día repleto de películas, casi sin tiempo para descansar y con una de nuestras sesiones más habituales y esperadas de cada año en este festival.

 

Empezamos pronto el día, pronto y en el Prado con una película de la que no sabemos exactamente como será, Henge empieza como si fuera cine de autor, con una historia muy intimista y unos efectos especiales casi inexistentes, pero nos sorprende cuando acaba convirtiéndose en un Kaiju eiga, con monstruo gigante arrasando la ciudad y ejército atacándolo, eso si, con el mismo tono que al principio, todo intentando ser muy serio y casi sin efectos especiales. La verdad es que han hecho bien poniéndolo en el apartado Noves Visions, porque no sabemos ni como definir esta película que nos deja pensando si el autor intenta decir algo o si se han burlado de nosotros.

 

Festival de Sitges
Nuestro ídolo Noboru Iguchi

Y más tarde nos vamos con dos películas en las que tenemos depositadas algunas esperanzas dentro de la parrilla asiática de este año; la primera de ellas es Lee’s adventure, lo primero que vemos del hijo de Jackie Chan y que nos habían prometido al menos algo distinto, y vaya si lo es; medio película, medio animación, con un protagonista con el Trastorno de Disfunción Temporal que nos hace entrar en su mundo lleno de imaginación, en usca de salvar a su chica a través de viajes temporales y con mucha acción en algunos tramos.

 

Después nos vamos a ver uno de los wuxias del año, Tai Chi 0, que se nos publicita como un wuxia de artes marciales steampunk; la verdad es que de steampunk tiene más bien poco, a no ser por la máquina que utilizan los malvados, pero de artes marciales si que va más bien, pero sobretodo, después de verla, definiríamos la película como algo humorístico, usando las artes marciales como hilo conductor y con unas excelentes coreografías, pero sobretodo intentando hacer reir a la gente de distintas maneras (introduciendo famosos del mundillo, adoptando el estilo de videojuego, etc.).

 

Para matar el tiempo muerto nos entramos a ver un producto español, La cueva es un found footage de unos jóvenes que se pierden dentro de una cueva, no se si es porque el cine español no nos ha gustado mucho o por que en realidad no tiene mucho que mostrar, pero nos vamos de allí un poco descontentos, aunque hayamos visto todo el cine aplaudiendo como locos y felicitando al equipo completo de la película.

 

Ya por la noche el evento cinematográfico que más bien podría definir lo que es Katanas y colegialas, la Japan Madness, un maratón de locura oriental dónde tienen cabida desde el splatter más radical hasta la comedia más absurda, eso si, sólo se admiten japoneses locos, como lo fueron el director de Sadako 3D (Tsutomu Hanabusa) que entró cayéndose al suelo e identificándose como un friki más, y como no, nuestro gran ídolo Noboru Iguchi, que hizo temblar todo el Auditori a grito de SUSHI!!!! Y que nos propuso chillar sushi! Cada vez que viéramos uno en la película, lo que convirtió el pase en una verdadera fiesta.

 

Como no, Dead sushi es todo lo que esperábamos de ella, splatter con mucha sangre y de lo más radical, pero con el estilo inconfundible Iguchi, todo lleno de risas y buen humor, con algunas escenas más subidas de tono (por supuesto Asami liderando el cotarro) y un argumento que solo puede hacerte reír como un loco sin parar durante toda la película.

Sadako 3D fue algo distinta, al ser una película de terror, no era tan divertida y se basa casi toda en una serie de sustos cada pocos minutos que emplean toda su fuerza en un gran golpe de sonido (cosa que en el Auditori impacta más que en cualquier sitio) y en algún monstruo, mano…saliendo de la pantalla y llegando casi al espectador en cada uno de los sustos, a parte de eso, poco más se puede decir de la película.

Y acabamos el maratón con algo de animación con Gyo, un anime algo distinto de los más comerciales, con una historia digna de la Japan Madness de peces y tiburones con patas que invaden una ciudad entera y con grandes dosis de gore y una atmósfera realmente inquietante; también algo de sexo para compensar.

 

 

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