Seguimos con el repaso del cine asiático más bizarro y con una de las colecciones de DVDs españolas que más nos gustan, la de Asian Trash Cinema. Llevados por una gran imagen de portada, queríamos buscar algo de coches y persecuciones, pero nos hemos encontrado con algo muy distinto. Las dos películas de la sesión son Ases del metal (Super agentes contra robots) que en realidad es la segunda entrega de la famosa saga de acción de Hong Kong Aces go places (de la cual tenemos todos los trailers como extras de esat edición); y una película coreana de lo más casposa, Thunderhawk 6, o un tokusatsu hecho en corea del sur por un equipo que suponemos que no debe tener ni idea de qué trata el género. Ambas llenas de acción, pero más basadas en un humor, más típico en la primera y completamente idiota en la segunda.
Empezamos con una saga de Hong Kong que no conocíamos, pero que nos ha convencido: Aces go places, aquí en su segunda parte. Nuestro protagonista es un policía que es atacado por un robot cuando llega a su casa, inmediatamente después, una chica llama a la puerta y se esconde de unos matones que la quieren atacar, pero él los derrota en una lucha y se va con la chica, intentando ligar con ella. Pretende ayudarla, pero no se da cuenta de que ella es una ladrona y lo utiliza para sus atracos. Pide ayuda a su compañero y amigo, y los dos deciden infiltrarse en la banda después de unas cuantas peripecias en las que no sabían dónde se estaban metiendo; una vez infiltrados, llegan al corazón de la banda, dónde deberán hacer una lucha de robots, que ganarán, pero el líder se escapará y acabarán con una gran persecución de coches por todo lo alto.
La película empieza directamente, suponiendo que ya se ha visto la primera parte y se conoce de sobras al dúo protagonista, dos policías bien típicos: el guapo y cachas y su contrapartida cómica, pero que juntos logran descifrar cualquier caso.
La saga completa es una especie de Police story de Jackie Chan (más bien al revés, ya que ésta fue primera, pero para que os hagáis a la idea), policíaca de acción y llena de artes marciales, pero con mucho humor aquí derivado del personaje cómico (el compañero) y de las mismas situaciones que podría vivir Jackie. Lo único que aquí no toda la acción se basa en artes marciales, sino que se juega mucho con las persecuciones de coches, tiroteos, etc. todas llevadas a cabo magníficamente. En esta segunda parte, tenemos como añadido las cutres batallas robóticas, que más bien parecen un juego de niños, y un malo igualito a Clint Eastwood en sus espaghetti westerns, que le dan personalidad dentro de la saga.
Una película que recomendamos a todos los fans del cine de acción de Hong Kong y más concretamente al de Jackie Chan, para ver sus orígenes.
La segunda película no tiene nada que ver (excepto los robots), trata sobre unos robots que vienen a la tierra a atacar a un extraterrestre, pero hay dos chicos (que por casualidad tienen poderes), que lo ayudan y reciben unas armaduras y armas especiales a cambio. Juntos ayudarán al alien a acabar con los robots, ya que éstos sirven a un malvado señor que quiere conquistar el espacio entero, sometiendo a todos los planetas con una fuente de poder que tenía el alien y con un ejército de super robots gigantes. Por suerte, los dos chicos también tienen su super robot, y gracias a esto podrán enfrentarse con cualquiera.
Empezaremos diciendo que no somos unos grandes expertos en el tema, pero que después de verla, consideramos esto el peor tokusatsu de toda la historia del género, y eso que es un género que se caracterizó muchos años por falta de presupuesto y series cutres…
La película empieza con su protagonista, un niño completamente gilipollas (no se sabe si tiene alguna enfermedad o es así), al más puro estilo El chavo del ocho, y aunque le intentan dar una trama con una historia detrás (que casi es inexistente), todo se basa en éste tipo haciendo estupideces; más tarde ya cogen protagonismo otros personajes, como su compañera (una super heroína de pacotilla), el alien que se transforma en una princesa que parece sacada de presentar el peor programa infantil de la historia, los robots, que son simplemente tipos con túnicas y cascos o el grupo de pequeños cabezones, por no hablar de un jefe villano de cabeza desproporcionada al más puro estilo El hombre elefante.
Si le añadimos unos efectos especiales que se basan tan solo en pintar rayos encima de los fotogramas, unos disfraces baratos, feos y que resaltan todos los michelines de quien los llevan, y que aún son peores cuando cogen poder y se convierten en juguetes de plástico, unas maquetas que casi no se mueven o escenarios fijos que son pinturas o fotografías desenfocadas, y lo que es peor, un super robot que, ya que no se puede hacer, se dibuja, pero de manera lo más inanimada posible, nos llevan a la conclusión de que se debe haber hecho una película tan mala a propósito, si no, no se entiende.
Si la conseguís ver entera, os reiréis un rato, pero no de lo que ellos se piensan que son bromas, sino de pensar cómo se puede llegar a hacer algo así.