Holy mother, Nishimura vuelve a tope con el splatter japonés

Holy mother

En la actual edición del Festival Nits de Cinema Oriental hemos podido ver en primicia (y dudamos que se pueda recuperar de ninguna otra manera en nuestro país) la última de Yoshihiro Nishimura y nada más y nada menos que presentada por su protagonista Anna Nagasaki, o sea que todo un lujo en una doble sesión golfa. La película se llama Holy mother y es un regreso del director al splatter japonés que le hizo tan famoso, después de algunas películas que se iban del género, no sabemos si por encargos o porque este género está bastante de capa caída y ya no genera nada de dinero ni en Japón, ni internacionalmente. Personalmente, como Katanas y colegialas y amantes del cine asiático extremo, es muy poco innovadora, pero nos encanta este estilo. 

Holy mother
Personajes muy cachondos

La historia tampoco tiene demasiada importancia en películas como esta, pero trata de una banda de yakuza que en realidad se dedican a intentar ayudar a la gente de la calle. Una noche son atacados por una corporación fascista que quiere acabar con todo el que no sea un japonés auténtico; sin embargo, esa misma noche aparece de la anda (en realidad de un portal temporal) una chica increíble que ayuda a la yakuza y acaba con todos los soldados de la corporación. La chica (que en realidad es un transexual) y el último superviviente de la yakuza escapan antes de que lleguen los refuerzos, pero no sólo eso, sino que aparecerá y les perseguirá otro grupo mucho más peligroso, que también viene del futuro, un futuro dónde se ha expandido un virus que convierte a la gente en monstruos sexuales abominables que matan a todo lo que se les pone en medio; en teoría el virus ha sido expandido por la hija del transexual, así que su única misión es matarla para salvar a la humanidad, pero ese deseo está acrecentado por todos sus deseos fascistas de eliminar toda variación de género y de raza. 

Como ya hemos dicho, esta película recupera el splatter japonés que hizo famoso al director, es decir que lo más importante aquí serán la violencia y momentos gore, pero en un estilo humorístico y loquísimo, ya sabéis, sangre a chorros, miembros amputados, explosiones, peleas con katanas, personas cortadas en mil pedazos, etc. 

Holy mother
Splatter del bueno

Sin embargo (y eso sucede en muchas películas de Nishimura, aunque cueste darse cuenta detrás de tanta sangre), la película tiene mucho de denuncia social, y aunque en su publicidad se resalta mucho que la protagonista (y también la actriz que la interpreta) sea transexual y que se trata de una película a favor de la inclusión de todos los géneros, quizás ésta sea la parte menos importante de la denuncia, y es que lo que más nos ha sorprendido ha sido la denuncia anti-racista, que tampoco hemos entendido a la perfección por no conocer la realidad actual de Japón, pero suponemos que se trata de las diferencias entre la gente con sangre pura japonesa y la que tiene una sangre “mezclada” o no son nativos japoneses, que debe ser bastante importante en el país; también muestra bastante odio no solo a los fascistas, pero a la iglesia y a cualquier tipo de religión, y aquí es muy importante la escena final en la que pone patas arriba cualquier idea venida del cristianismo. Así que no penséis que es una simple película de sangre, tiene mucho más detrás. 

Pero a lo que nos importa a nosotros, la parte más salvaje es realmente salvaje, con todo lo que nos hizo engancharnos al género en sus inicios y con desmembramientos realmente impactantes. Lo que no nos ha acabado de convencer es que la abominación principal que se nos enseña es una sacada de la película Tokyo gore police, que puede ser un buen homenaje a su mayor obra o un pensamiento de que las dos se encontrarían en el mismo universo, pero nos ha parecido poco original. De todos modos, ningún problema con eso, nos hemos deleitado a base de bien con toda su sangre y gore, a parte de algunos momentos más sensuales y de las típicas escenas más espirituales con esas músicas místicas. 

A destacar su bajo presupuesto, que no se nota en las escenas gore y en las abominaciones porque el propio Nishimura ya es u gran experto en eso, y con su propio estilo, así que no decepcionará a sus fans, pero sí que lo vemos demasiado en todos esos escenarios tan típicos de película japonesa de bajo presupuesto que se basan en almacenes vacíos casi sin luz y sin ningún elemento de decoración mobiliario, etc. Pero qué le vamos a hacer… supongo que esto ya es un género extinto y ya no volveremos nunca a los tiempos de la Sushi Typhoon, ahora sólo tenemos a algunos fanáticos que intentan recordar viejos tiempos con películas como ésta, pero sin alguien que crea en ellos, como Yoshihiro Nishimura, autor de clásicos del género como Tokyo gore police o Helldriver. 

En definitiva, después de un tiempo haciendo gamberradas, pero más contenidas, Yoshihiro Nishimura vuelve a deleitarnos con algo más propio de sus inicios, con algo de denuncia social incluida, pero sin dejar el extremismo. Sólo para fanáticos del splatter japonés más cafre. 

  • Lo mejor de la película: 

Poder recuperar ese espíritu de la Sushi Typhoon.

  • Lo peor de la película: 

Intentar ver buen cine, aunque ya sabíamos qué íbamos a ver.

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