Hoy os hablaremos de la mayor sorpresa que hemos tenido este año en el Festival de Cinema de Sitges, y es que no es sólo por la película y lo que significa, es que si no recuerdo mal, creo que nunca antes habíamos visto un tokustasu en este festival (a parte del Zebraman y otras de Miike). Este año hemos tenido la oportunidad de ver Taroman Expo Explosion, una película de tokusatsu al estilo más clásico, que parce sacada de los ’70, pero que en realidad es el largometraje de una serie que se hizo en 2022 (también con el mismo estilo) y que, al estilo de las grandes sagas, después de cada temporada, se hace un largometraje para amenizar la espera hasta la próxima y para ofrecer algo con un argumento un poco más trabajado y un presupuesto algo ampliado; pero que no representa un recopilatorio de episodios, sino que es una nueva historia individual para ampliar las aventuras de nuestro héroe.

La aventura sucede en Osaka, durante la Expo Universal que tuvo lugar en 1970; cuando todo estaba listo y los visitantes empiezan a llegar, uno malvados monstruos atacan con el fin de destruir la exposición, pero por suerte cerca de allí están la liga de defensa de la Tierra, que acaban con los monstruos menores, y en cuanto hay que luchar con el más poderoso de todos, Taroman hace su aparición y consigue derrotarlo; pero esto no termina aquí, ya que un visitante del futuro llega en ese momento y cuenta a la liga de defensa que esos monstruos son enviados del futuro, de una expo que se celebrará en Osaka en 2025 y que definirá el futuro de la humanidad; si destruyen la expo actual, el futuro cambiará y los monstruos absurdos podrán dominar la Tierra, en vez de los dirigentes de la rectitud que hay en ese futuro. Taroman y la liga de defensa viajan al futuro para parar a esos monstruos y a su líder de raíz, pero se dan cuenta de que quizás un futuro tan recto como el que encuentran tampoco es nada bueno.
Para introduciros un poco y veáis la dimensión del fenómeno, en la serie anterior se define a Taroman como el héroe del sinsentido (y es un nombre oficial), no sólo por todas las tonterías que hace y por ir en contra de todo lo que le dicen, sino también porque saca sus poderes de todo lo absurdo que hay en el mundo; así que es un héroe que va a su rollo, contrarrestado por la liga de defensa que sí que intenta poner orden, pero que en realidad también son bastante ridículos. Así que, si el tokusatsu ya se define por tener un alto nivel de sentido del humor, en este en particular nos encontramos con el típico humor absurdo japonés, de ese que la mayoría de las veces no tiene ni sentido, pero con la tontería, con el estilo japonés y tal, nosotros nos partimos de risa (aunque seguro que hay mucha gente a la que le deja fría).

Como os comentábamos, la película es actual, pero representa un tokusatsu antiguo, de la primera época del género en los ’70 y para eso incluso granula la pantalla para hacer el efecto de antiguo; pero a lo que nos referimos es a un héroe en mallas y máscara, unos monstruos malosos de latex, un grupo de personajes ridículos y toda la imagen en general es muy retro. También la estructura típica con unos masillas atacando seguidos de un gran monstruo que es derrotado por nuestro héroe gigante, y más adelante descubrimos que no era tan fácil y requiere por acciones más complejas por parte del héroe. Si a esto le añadimos todo lo absurdo del argumento, las tonterías varias que van sucediendo y un protagonista descarado y abanderando el sinsentido; la película se covnierte en una auténtica parodia del género (o un homenaje para algunos).
Y añadimos algo que aquí no nos ha impactado o no hemos entendido tanto, pero que para muchos japoneses tendrá tanta gracia como el resto, y es que hay una figura de un artista llamado Taro Okamoto que es en realidad el alma mater de la película; él fue el creador de la Torre del sol para la Expo del ’70 y promulgaba el arte libre y fuera de toda norma; la estatua ha sido la inspiración total para crear a Taroman: estética, valores, incluso el nombre… y como burla a este genio incomprendido durante toda la película se le venera como a un Dios, cogiendo frases suyas como inspiración para toda la humanidad.
En definitiva, tenemos aquí un tokustasu de aspecto muy clásico, pero que es en realidad un gran parodio no sólo al género, sino a muchas de las cosas absurdas que se hacen en Japón. Malos de latex, luchas por doquier, un héroe en mallas… y todo enmarcado en el mundo del sinsentido.
- Lo mejor de la película:
Toda ella es para partirse de risa.
- Lo peor de la película:
Quizás un poco alargada.





