Hemos podido ver una de las últimas películas llamadas del Japón extremo que se han hecho, y no lo decimos así a la ligera, sino que esta primera frase tiene mucho sentido que ya veréis cuando os comentemos la película. Se trata de One percenter (One percent warrior), la última cinta de acción y artes marciales de un gran dúo japonés que nos ha dado muchas alegrías en el pasado; dirigida por Yudai Yamaguchi e interpretada por Tak Sakaguchi (que vuelve a firmar con su nombre entero, y no con Tak y los tres puntos). La película actúa un poco como despedida del cine japonés más extremo que tuvimos en un gran auge a principios de los ’00.
El argumento es bastante simple, un actor de acción japonés que reivindica el estilo antiguo en el que la acción o las artes marciales tenían un sentido, cada actor tenía su estilo y las películas eran un reflejo verosímil de la realidad, ahora está cansado de actuar en blockbusters en los que sólo se quieren ver chicos guapos agitando las katanas, por eso decide hacer su propia película junto a su único estudiante. Juntos y gracias a un productor se dirigen a una isla abandonada con una gran fábrica de zinc que llevaba parada algunos años, allí esperan rodar su gran película con su estilo único y realista; aunque se encuentran a uno de los directores de moda con algunos antiguos alumnos haciendo lo mismo; deciden pasar de ellos, pero entonces pasa algo inoportuno (o no), el protagonista salva a una joven colegiala perseguida por la yakuza, la que resulta ser la hija de un capo muerto y la única que conoce el paradero desconocido de un gran alijo de droga escondido en aquella fábrica. Nuestro protagonista se enfrenta con la yakuza completa uno por uno, dejándolos a todos KO, hasta al mismísimo capo, salvando a la chica.
Como veréis, la trama no es nada original, podéis haberla visto otras mil veces en cualquier película de acción, pero lo que os hemos contado es sólo el nudo de la historia; hay una introducción muy interesante, que trata del actor protagonista reflexionando sobre dónde va el cine de acción japonés en la actualidad, y aquí no se trata de una subtrama más de la película, sino del mismo director y actor reivindicando las películas de acción extremas de hace unos años y de cómo los nuevos directores y los nuevos actores están arruinando el panorama que ellos crearon e su época y que dieron un gran nombre al cine de acción y a las artes marciales japonesas; viendo que ahora es todo mucho más comercial y enfocado al público más joven que no quiere ni tramas intensas ni grandes escenas de acción, sino pura distracción sin más.
Una vez dicho esto, cuando han terminado con su discurso y su reivindicación, no queda más que ofrecernos una demostración, y todo el resto de película que vemos (aproximadamente una hora de metraje) es pura acción, con un Tak Sakaguchi exhibiendo lo que le ha hecho más famoso, que es su Zero range contact, o el arte marcial apropiada para enfrentamientos extremadamente cercanos al contrincante. Por supuesto pura fantasía, nada que ver con el discurso anterior de que las películas tienen que mostrar las verdaderas artes marciales; aquí tenemos algunas escenas increíbles o bastante falsas; pero sin duda un gran espectáculo de acción sin concesiones, con un ritmo que no se para ni un segundo y un solo protagonista exhibiendo su habilidad y su potencia.
Y al final, acabamos la película con una especie de discurso filosófico que ni tiene nada que ver con el resto, ni nos importa lo más mínimo, ni le encontramos ningún sentido o lógica con el resto de la película, pero como estamos en una especie de ejercicio de metacine, ya nos avisan anteriormente en la misma película, que podrían hacer un final cañero y convincente, pero que siempre queda mejor algo más profundo, así que nos lo meten con calzador.
Ya os hemos contado la película en sí y todo lo que representa o la intención de sus responsables a nivel cinematográfico; ahora sólo nos queda. ¿Qué nos ha parecido la película? Pues el discurso, no nos lo acabamos de creer, creemos que hay algunos buenos directores y actores que van apareciendo actualmente, que quizás hacen películas algo más pequeñas y no tienen grandes nombres, pero que seguro que en un futuro consiguen grandes cosas; a nivel de película de acción, pues como todo lo que hace esta gran pareja (Yakuza weapon, Deadball), un auténtico despiporre de hostias bien dadas, quizás un poco menos extrema de lo habitual, pero como ellos dicen, los tiempos están cambiando.
En definitiva, una gran película de acción y artes marciales, con el estilo inconfundible de su protagonista y un ritmo brutal desde que empieza el espectáculo. Empieza con un mensaje personal hacia el nuevo cine de acción japonés, que podemos creernos o no, pero que hace que la película sea algo más seria y reflexiva; a nosotros personalmente nos ha gustado que se incluya, no entorpece para nada al resto.
- Lo mejor de la película:
El ejército de un solo hombre; Tak Sakaguchi estrella indiscutible del cine de acción japonés actual.
- Lo peor de la película:
Un final que estropea el resto de la película.