Los fans del cine asiático extremo estamos de enhorabuena, sobre todo, como nosotros, los que flipamos con la entrada de la Sushi Typhoon y la edad dorada del splatter japonés, esas películas de la primera década de los ‘00 absolutamente extremas de directores como Noboru Iguchi o Yoshihiro Nishimura. Recientemente ha aparecido una película japonesa llamada The rise of the machine girls; una historia claramente inspirada por el Machine girl de Iguchi, pero que no representa ni un remake, ni una secuela, ni nada, sólo intenta recuperar ese espíritu gamberro y radical de otra época, y la verdad es que creemos que lo ha conseguido.
La historia es bastante simple y fantástica, en un mundo futuro distópico, la sociedad está clarísimamente dividida entre los ricos y los que no tienen nada; este segundo grupo está lleno de deudas y ha llegado al extremo de vender sus órganos o miembros prescindibles e incluso vender a sus hijos para poder saldar sus deudas, así los ricos pueden utilizar esos órganos para alargar sus vidas. En la ciudad de los pobres hay un par de colegialas que fueron vendidas de pequeñas por sus padres y ahora se dedican a ofrecer espectáculos de lucha al estilo Idol que ponen cachondos a todos los hombres del lugar, a una de ellas le falta un brazo y tiene un arma en lugar de ésta y a la otra le faltan distintos órganos, pero siguen ofreciendo un espectáculo increíble, mucho más cuando se les une (por pura simpatía) un gran asesino profesional. Los tres personajes decidirán vengarse de la corporación que trafica con miembros humanos y de su malvada jefa, así que deberán enfrentarse con todo su ejército y todas las creaciones de seres sobrehumanos de esa mujer.
La película tiene todo lo que un buen splatter japonés debe tener, y no nos referimos sólo a sangre a litros, luchas con katanas y con armas de fuego, sexo, personajes bizarrísimos, etc. Sino sobre todo ese espíritu gamberro y bizarro que se dedica a buscar cómo rizar el rizo de la forma más extrema posible para conseguir nada más y nada menos que una película llena de acción y desfase por todos lados que guste a gente como nosotros.
Por supuesto, como todas estas películas, se trata de una producción bastante humilde, y es que no hay un gran mercado como para rentabilizar este género; pero aquí se nota mucho la mano de Yoshihiro Nishimura (Tokyo gore police, Helldriver) en toda la parte de efectos especiales y maquillajes, ya que consigue, con muy poco dinero, unas recreaciones no verosímiles, sino exageradas y fantásticas, que le dan mucha caña a la película en general y mucha diversión, sin intentar ser seria ni buena en ningún momento, sino siendo consciente de lo que es y actuando en consecuencia, simplemente buscando la complicidad del típico espectador amante de este género, que siempre va buscando lo mismo: violencia y sangre gratuitas y quizás algo de sexo. También está implicado de alguna manera el propio Noboru Iguchi (Machine girl, Sukeban boy) en la producción, así que es como si diera el visto bueno a otra parte de una saga que él mismo empezó.
En cuanto al sexo, no hay mucho en la película, pero sí mucha perversión, con algunos personajes medio desnudos, mucho hombre pervertidísimo, un poco de colegialas japonesas, pechos extremadamente grandes, etc.
Y en cuanto al ritmo, no decae ni un momento, no es como otras películas japonesas que intentan tener algo de sentido y para eso deben hacer una parte central demasiado lenta que rompe con el resto de la película; aquí no importa que la trama tenga sentido, ni siquiera que sea coherente o que intente explicar una historia, todo da igual en pos del humor y de la acción.
Para acabar, tenemos la intervención del mismísimo Tak Sakaguchi (Versus, Yakuza weapon) que ahora se hace llamar sólo Tak (con tres puntos) con su papel desfasado de siempre y que ayuda a trasladarnos a la época dorada del splatter japonés.
En definitiva, una vuelta a la buena y extrema época del splatter japonés, quizás la película no aporta nada nuevo, es sólo un poco más de lo mismo, pero los fans ya teníamos ganas de volver a ver algo así, que parece que el mercado ahora se está volviendo menos extremo. Katanas, colegialas, pistolas, gore, sexo… demencial!
- Lo mejor de la película:
Recupera lo mejor de un tipo de cine que nos inspiró para hacer Katanas y Colegialas.
- Lo peor de la película:
Es una producción muy barata, pero tiene que serlo en este género.