Si os decimos la verdad, la película Shockwave no nos entusiasmó (lo contamos en nuestra reseña), es correcta y tiene muy buenos efectos especiales, alguna buena escena de acción y tal, pero le faltaba mucho sentimiento o corazón a la hora de dirigirla; por eso cuando vimos que se iba a proyectar la segunda parte en el Festival Nits de Cinema Oriental, éramos bastante escépticos y no era nuestra prioridad principal, pero decidimos darle una oportunidad. Y muy bien, porque Shockwave 2 mejora con creces a su primera parte, no sólo en sus escenas de acción, sino en ofrecernos una historia más trabajada, unos personajes más profundos, un poco más de drama, etc. así que no sólo nos quedamos con que es una buena película de acción de Hong Kong (coproducción con China, como siempre últimamente), sino que nos aporta mucho más. La historia no tiene mucho que ver con la de la primera parte, tan sólo es el mismo personaje en unas situaciones similares, pero si las intentamos poner juntas de alguna manera, no cuadran por ningún sitio, así que la podéis ver de manera individual sin ningún problema.
La historia nos pone en la piel de un artificiero de élite de la policía especial, que en una de sus misiones acaba perdiendo una pierna por salvar a su compañero. Después de recuperarse del accidente, hacer rehabilitación, conseguir una pierna prostética, etc. llega a conseguir una forma física incluso mejor que antes, sin nada que le suponga un impedimento. Igualmente, sus jefes piensan que sería mejor ponerlo en un despacho, cosa que él no puede soportar y acaba dejando la policía. Todo se complica cuando sus excompañeros van siguiendo a una organización criminal que se dedica a poner bombas en lugares de interés para llamar la atención, y resulta que le ven a él en algunos de los lugares de los hechos, con lo que empiezan a desconfía y a pensar que él tiene alguna relación. Después de contactar con algunos viejos compañeros, parece que había perdido la memoria (o lo que puede parecer una excusa), pero deberá demostrar su inocencia ante algunos policías que dudarán de él y otros que confiarán.
La película empieza con una buena escena de acción, a modo de introducción, pero muy bien traída; la verdad es que justo esa escena nos recuerda demasiado a la primera parte y aquí nos hace dudar, pero en cuanto el protagonista vuela por los aires justo antes de los títulos de crédito, ya vemos que la cosa no irá por el camino más fácil. Más adelante hay algunas muy buenas escenas de persecuciones y de explosiones, pero no es la acción lo que define a la película, sino que se trata más bien de un thriller de investigación, con algo de suspense y un poco de juego de gato y el ratón; pero sobre todo lo más importante es la definición de sus personajes. En una película de acción, los personajes acostumbran a ser planos, sin ni siquiera motivaciones, basta con que estén lo suficientemente en forma para poder hacer grandes escenas espectaculares; pues aquí no, por eso no la entraríamos dentro del género acción, sino dentro del thriller. Aquí el protagonista se define simplemente por ser una persona que siempre ha estado del lado del bien, pero ahora éste le ha dado la espalda, y ahora se encuentra en una encrucijada sin saber muy bien qué camino tomar, si el del bien o el que beneficiaría a él y le dejaría vengarse de aquellos que destruyeron su vida.
A parte de todo eso, que hace que la película no sólo sea más entretenida, sino que también se le pueda sacar más jugo y se vea mucho más interesante; en ningún momento deja de lado el puro espectáculo o la acción, con unas escenas cada vez más increíbles, con rodajes desde drones, explosiones imposibles, etc. por lo que los fanáticos de este tipo de cine van a disfrutar igualmente.
Con todo eso, casi lo más importante de la película son sus actores, un Andy Lau (God fo gamblers, Firestrom) que repite su papel, pero esta vez con muchos más matices, y Sean Lau Ching-wan (Full alert, Overheard) con un papel muy secundario, pero que siempre es de agradecer su presencia en cualquier película. Y por supuesto, repite a la dirección Herman Yau (Ebola síndrome, The untold story) con otra de sus películas taquilleras, no uno de sus experimentos.
En definitiva, no es una película de acción de esas que os puede hacer vibrar, pero tiene sus momentos, con una historia y unos personajes bien trabajados; para los que visteis la primera parte, una gran mejora, parta los que no, podéis ver sólo ésta tranquilamente.
- Lo mejor de la película:
Un Andy Lau más joven y activo que nunca.
- Lo peor de la película:
Al igual el guion intenta buscar demasiadas vueltas de tuerca al final.