Hoy volvemos con una reseña de la colección Trash-o-Rama, nuestra colección favorita de Blu rays de cine asiático extremo y, aunque tenemos ya unas cuantas películas pendientes, ha habido un estreno reciente que nos ha hecho especial ilusión y que no nos ha decepcionado para nada una vez visto. Se trata de tres películas de Takashi Miike, tres películas de yakuzas bastante radicales, no son novedades, ni siquiera son grandes estrenos de cine (las tres son directo a video), pero al no ser muy conocidas, tampoco habíamos tenido la oportunidad de verlas antes. El Blu ray está dedicado a las películas de Miike protagonizadas por Riki Takeuchi, sin incluir la trilogía Dead or alive, que sí que fue un estrenazo y las de Fudoh, que ya habíamos visto también en Trash-o-Rama. Las películas que incluye el Blu Ray son Deadly Outlaw: Rekka, Yakuza demon y Hardboiled, pero hoy sólo os comentaremos Deadly Outlaw: Rekka.
La película trata sobre un soldado de la yakuza con una mentalidad completamente violenta; él está en la cárcel cuando alguien de la familia rival asesina al jefe de su familia, un hombre que fue como un padre espiritual para él, así que en cuanto sale libre sólo piensa en la venganza. Sin embargo, el nuevo jefe de la familia, piensa más en imponer una tregua y no crear una guerra entre familias, así que nuestro protagonista y sus ideas no son muy bien recibidos entre los suyos; de todos modos, él se prepara y empieza a reunir dinero y armas para una posible guerra y al final, su superior le manda matar al jefe de la banda rival. Para él no es problema, lo mata sin demasiada dificultad y con orgullo por haber sido capaz de llevar a cabo su deseada venganza, el problema viene después, ya que se trata de una complicada estratagema de los dos segundos de cada familia para hacerse con el control. Los jefes década familia querrán acabar con nuestro protagonista para atar cabos, pero no será nada fácil y no sólo se enfrentará a los asesinos contratados, sino también con las dos familias enteras en una guerra personal.
Se trata de una típica película de yakuzas en toda regla, con sus familias, sus jefes, sus soldados, sus asesinos, sus territorios, sus complots y traiciones, su devoción y respeto, etc. sólo que en lugar de tener una historia muy sólida y con algo de acción, el punto principal de la película es su carácter violento, y siendo dirigida por Takashi Miike podéis pensar lo peor cuando decimos esto, ya que este director nos ha enseñado auténticas burradas, pero en realidad estamos hablando sólo de agresividad conceptual (y física), lejos del gore, etc. que podría implicar.
La trama es muy buena, aunque sea un típico en el cine de yakuzas (los segundos intentando hacerse con el poder, conspirando juntos para repartírselo todo en contra de sus jefes), no penséis que es algo simple y fácil, además de ser un argumento muy sólido, tiene un montón de subtramas y personajes secundarios que lo van complicando y haciendo más importante, entre ellos el compañero fiel hasta la muerte, el policía que lo sabe todo, las prostitutas de las que se enamora el protagonista, los lacayos novatos, los asesinos a sueldo (dos personajes muy interesantes), y cada uno tiene su propia personalidad que aporta algo a la película, no a la historia principal, pero sí a la personalidad de la película completa.
Pero aquí lo más importante es su protagonista, tanto a nivel de personaje como de actor que lo interpreta, porque quizás no habría habido nadie mejor que Riki Takeuchi (Dead or alive, Fudoh) para un personaje tan agresivo y violento, capaz del máximo respeto a quien le ha tratado bien, pero también de asesinar sin ningún escrúpulo a quien lo merece, usando los métodos más salvajes. Y aquí tenemos un pequeño tema con el ritmo de la película, que es muy japonés, y a algunos les encanta, pero para otros es un ritmo lento para una película de acción, casi sin diálogos, con escenas muy introspectivas, etc. en el que todo se tiene que intuir, aunque sea de forma muy fácil y en el que la primera parte de la película quizás es violenta, pero sin un ritmo vibrante ni una acción a tope; pero que también en el final de la película se deja todo el resto y representa un desfase total, tanto de ritmo, como de violencia, incluso metiendo las bizarradas y el humor característico de Miike.
En definitiva, una película de yakuzas con una historia quizás muy típica, pero también con mucha fuerza y un protagonista con mucho carácter, que transforma la típica película de asesinos en ultra violencia (que no estamos diciendo que sea nada gore, casi no sale ni sangre), un concepto muy singular y atractivo.
- Lo mejor de la película:
La última media hora es explosiva.
- Lo peor de la película:
A algunos, hay escenas que les parecerán demasiado lentas o estáticas, pero así es el cine japonés.