El terror es un género que no nos satisface demasiado, más que nada porque actualmente hay muy pocas películas que consigan crear terror realmente, más bien casi todo lo que se hace son copias de otras más clásicas; por supuesto, en el cine oriental se explotan mucho las ideas que crearon nuevos subgéneros y que funcionaron muy bien en su tiempo. Hoy os queremos hablar de Vampire clay, una película de terror japonés de la que nos habían comentado que aportaba algo de aire fresco al género, que quizás podría llegar a marcar una nueva época, pero al verla nos hemos quedado muy decepcionados, no entendemos ni siquiera como ha podido ganarse el derecho a ser una de las tres participantes de la ya mítica Japan madness del Festival de Cine de Sitges, ya que de locura no tiene nada en absoluto.
La historia es la de un grupo de jóvenes estudiantes de arte de un pequeño pueblo japonés. Cuando vuelve una de las estudiantes que había estado un año estudiando en Tokyo y que trae ideas frescas y muchos más conocimientos, despierta emociones encontradas entre sus compañeros; pero esto no es lo importante, sólo el trasfondo, la gracia está en que la recién vuelta necesita arcilla para modelar y recoge una sin saber su procedencia. Trabajando con esta arcilla, consigue hacer unas esculturas mucho mejores que las del resto de sus compañeros, levantando envidias; el problema viene en cuanto la arcilla quiere más y, empezando por tomar unas gotas de sangre de su escultora, va creciendo y empeorando hasta que se va comiendo a cada uno de los alumnos y adhiriéndolos a su masa para crecer más y convertirse en un ser vivo. A parte de ver la historia de la procedencia de esa arcilla y de cómo consiguen acabar con ella, la película no nos muestra mucho más.
Pues por muy original que parezca, a nosotros nos pareció un refrito bastante vulgar de The blob, sólo que empezando el tema por una simple arcilla y no por un ente alienígena y con una ambientación del Japón rural que nos deja ver un poco más las emociones humanas, etc. pero no le hemos visto nada de originalidad, ni siquiera en las formas que puede ir cogiendo la arcilla, con las que se podría haber desatado la imaginación y crear auténticos seres demoníacos.
No sólo nos basamos en su originalidad para despotricar de ella, el film es bastante lento en su totalidad, no tenemos ni una sola escena que nos llegue a emocionar o a impactar. Puede parecer que la gracia de la película esté en introducir las relaciones personales y darle un toque de costumbrismo japonés rural a una historia de terror y por eso es tan lento, pero ni por éstas, ya que los personajes en realidad casi no tienen personalidad, sólo cuatro estereotipos muy típicos y un guión casi inexistente; en realidad el peso de la película está tan sólo en los asesinatos (que tampoco son muy originales), en las formas que va cogiendo la arcilla hasta llegar a su estado definitivo (nada terrorífico, por cierto) y un poco en la historia previa de su nacimiento.
Al menos agradecemos unos efectos especiales clásicos, sin abusar demasiado de los CGI y creando una criatura que puede parecer más o menos verosímil y con más personalidad que los propios humanos de la película, aunque no de miedo ni a un niño, pero ese es otro tema.
Aquí se nota la dirección de la mano de Soichi Umezawa que debuta en la dirección este año y que antes se había especializado en hacer efectos especiales para un gran número de producciones, y aquí se ve que a él lo que menos le interesa es la historia o el impacto de la película, creemos que lo único que quería era hacer su propio ente para pasar a la historia de los monstruos cinematográficos, pero no ha pensado que tenía que envolverlo con algo para que la gente lo tomara en serio.
En definitiva, una pobre película de terror japonés sin ningún tipo de personalidad y sin dar terror, ni siquiera asustar; no la recomendamos ni en momentos de máximo aburrimiento, ya que os hará estar peor.
- Lo mejor de la película:
Una criatura bastante graciosa.
- Lo peor de la película:
Haber tenido que tragarnos esto en la Japan Madness.