
Gracias al Festival Nits de Cinema Oriental, este año hemos podido ver el nuevo trabajo de uno de los más grandes del splatter japonés: Yoshihiro Nishimura; y es que, desde hace unos años, desde que vino como invitado al festival, hay una buena relación con él y casi cada año podemos ver alguno de sus trabajos (algunos de ellos no se pueden ver de ninguna otra manera en nuestro país, ni siquiera de forma ilegal). Su nueva película se titula Tokyo evil hotel, y nos ha sorprendido el cambio de género, siendo una película de terror algo más convencional, aunque con su toque más personal, eso sí.

La película nos presenta el problema de los chicos de compañía en Tokyo; muchos son exactamente lo mismo que las chicas de compañía, otros, sin embargo, se aprovechan del poder que tienen sobre sus clientas para acumular deudas que saben que no podrán pagar y así después hacer lo que quieren con ellas, que habitualmente son prostituidas para poder pagar sus deudas y poder seguir viendo a su enamorado. En ese contexto, conocemos un Love hotel barato dónde este tipo de chicas llevan a los hombres que las contratan para unas horas de sexo, pero se trata de un hotel encantado y todas las chicas que contratan una habitación allí acaban muertas. En este contexto una jovencita que está prendada de un idol de los hombres de compañía acaba prostituyéndose y muerta en ese hotel; es entonces cuando una exprofesora suya empieza a investigar y, junto con una médium influencer acaban en el hotel descubriendo los fantasmas que lo habitan y porqué matan a todas las chicas.
El argumento en sí es bastante simple, y en realidad la película también, al principio, pero la verdad es que acaba en una espiral de flashbacks e historias relacionadas entre ellas para contarnos el origen de toda la historia, que incluso nos ha llegado a confundir sobre quién hace qué.

Para los que conozcáis al director y a su estilo splatter, no intentéis ver está película pensando que será más de lo mismo; y es que en realidad este movimiento actualmente ya está bastante muerto y los directores clave que lo promocionaban se han retirado o se han tenido que reinventar, y eso es precisamente lo que está intentando Nishimura. A parte de su labor como creador de efectos especiales tradicionales y criaturas varias para otras producciones, la verdad es que como director tampoco tiene una carrera muy amplia, y ahora mismo parece que está intentando buscar su estilo, un estilo que encaje con el panorama cinematográfico actual y que vaya con su estilo; y desde 2020 ha probado con el humor más simple con Tokyo dragon chef, algo más reivindicativo con Holy mother o género chambara mezclado con western y llevado ala época actual con Samurai ninja Onimanji; ahora está probando con el terror más clásico, tan clásico que se remonta a las raíces del género y hace una cosa muy simple, tanto que podría ser la obra de cualquier director.
Pero no lo es, ya que, haga lo que haga, lo dota siempre con su estilo propio, y aquí ha optado sobre todo por ofrecer en vez de unos fantasmas típicos, unos monstruos de su invención completamente desquiciados y aberrantes, pero también hay otros rasgos que distinguen la película, y es que tiene un toque muy psicotronico, ayudado por la música, los colores vivos (incluso en las escenas nocturnas), las luces de colores destellantes, etc.
Y el mayor problema de la película es haber dejado atrás otros de los distintivos más característicos del director, como el humor omnipresente (esta vez todo es muy serio, exceptuando algún personaje como la médium) y la abundante cantidad de sangre exageradamente divertida que suele utilizar; por supuesto que aquí hay muertes, sangre y vísceras, pero en un tono digamos más verosímil y convencional.
Poco os diremos de Yoshihiro Nishimura (Helldriver, Tokyo gore pólice) que no os hayamos dicho ya, simplemente fue uno de los directores de referencia para Katanas Y Colegialas y toda una estrella a nuestro parecer, pero todo tiene su momento; esperamos que siga probado cosas en su reinvención y que vuelva a encontrar su distintivo.
En definitiva, una película de terror bastante típica, convencional y sin sorpresas, algo que no nos aporta mucho, pero nos ha sorprendido ese aspecto tan psicotrónico y sobre todo los monstruos, que es el único signo de identidad que le queda al director.
- Lo mejor de la película:
Sus pocos toques de humor y sus monstruos.
- Lo peor de la película:
Se ve como una película de terror de bajo presupuesto más.