Brother, la aventura americana de Kitano

Queríamos repasar como fueron para algunos directores asiáticos conocidos en sus países, sus incursiones cinematográficas en otros países; y para empezar, hemos decidido hacerlo con uno de nuestros directores favoritos, del que ya hace un tiempo que no hablamos. Cuando Takeshi Kitano intentó rodar en Hollywood para probar algo nuevo y para ver cómo reaccionaba el resto del mundo a su estilo de cine, hizo Brother, una típica película de yakuzas con el añadido de las mafias típicas americanas actuales. La verdad es que el director no quedó muy satisfecho con su resultado, y eso que él mismo se encargó del guión y de la dirección, y se llevó a un equipo japonés para las funciones principales en la película. A nosotros nos parece una auténtica obra maestra digna de él en una de sus mejores etapas.

Brother
El gra Beat Takeshi en USA

La historia empieza en Japón, dónde Kitano es el lugarteniente de una gran banda yakuza, hasta que matan a su jefe y la banda rival se queda con su gente y territorio; Kitano se ve obligado a rendirse y se retira a USA, dónde vive su hermano. En Estados Unidos ve que su hermano y los colegas son simples traficantes de droga y, aunque no habla inglés, aprovecha un mal asunto para ayudarlos y cargarse a su camello. Les cuenta que deberían mirar más allá y les convence de que maten a los chicanos que dominan el barrio y se queden con su territorio; así se van haciendo ricos y poderosos, incluso viene a ayudar el lugarteniente de Kitano desde Japón. Más tarde se unen con la yakuza japonesa de Little Tokio y con eso, empiezan a destacar demasiado, hasta que se meten con quien no deberían y empiezan los problemas.

Aunque sea una película pensada para llegar al público de todo el mundo, no se puede decir que se haya adaptado demasiado bien a otras culturas; eso sí, a los fans del cine japonés de yakuzas y más concretamente al de Kitano, os encantará, conservando lo mejor del sello de este director y su clásico estilo de narración y añadiendo elementos que le dan una gran originalidad. Sin embargo, no se ha tenido nada en cuenta el cine clásico de mafias americano, pero a eso a nosotros tampoco nos ha importado.

La narración de la película es la típica del cine japonés: la imagen predomina ante la palabra; con unos simples gestos o un plano bien rodado se pueden contar muchas más cosas que con una escena de diálogo. Así la película se basa en escenas muy potentes y destacadas y unos diálogos casi inexistentes, los suficientes como para dar algo más de profundidad al sonido, pero que sin ellos la película se entendería perfectamente. Además todo con un ritmo muy lento típico del cine de autor, en el que el público debería pararse más a contemplar las imágenes que en pensar lo que está sucediendo; aunque no por eso carente de emoción, ya que, aunque simple, se trata de una historia interesante y en la que en cada momento estás deseando saber como continuará. Todo acompañado de música lenta y profunda, creada por Joe Hisaishi y que ayuda a crear una atmósfera perfecta.

Brother
Una mafia de todas las razas

Con todo esto, no podía faltar algo imprescindible en la mayoría de obras del director: la violencia, para nosotros muy adecuada y coherente con una historia de la yakuza, pero quizás demasiado para el público americano y su cine de palomitas, acostumbrado a ver grandes explosiones y matanzas a distancia, pero no a primeros planos y ultra violencia sin remordimientos. Y ese humor negro, simple y a veces ridículo de los japoneses capaz de reírse de la propia muerte y seguir con una bromas de enamorados; suponemos que igualmente no muy comprensible por público no nipón.

Con todo eso, Takeshi nos da una buena lección, no sólo de cine, sino también moral, ensañándonos las grandes diferencias culturales, pero también la unión de todas las razas en momentos de guerra y cómo entre todas deben combatir el poder del hombre blanco; y de cómo, al final, las relaciones personales es lo más importante de todo; incluso creando un final de película muy sentimental.

Para ello, el director de Sonatine o Violent cop, además de usarse a si mismo como protagonista, cosa que le encanta (sobretodo cuando tiene que hacer de jefe mafioso), eligió a un joven de color llamado Omar Epps, poco conocido pero con una amplia experiencia como actor; y, como no, a su fiel compañero en la pantalla y en todas sus bandas Susumu Terajima.

En definitiva, quizás no es la mejor película de Takeshi Kitano, quizás no cumple bien con su objetivo de conseguir un público más internacional; pero para nosotros es una de las mejores películas de yakuzas que se han hecho en los últimos años.

  • Lo mejor de la película:

El clásico humor Kitano, con el que no sabes si lo hace en serio o para que te rías.

Algunas referencias a otras de sus anteriores películas.

  • Lo peor de la película:

Que el marketing americano la tratara como a una simple película violenta.

https://www.youtube.com/watch?v=NIGH6d5VVi8

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