Vamos a por una reseña de una película japonesa que hacía tiempo que veníamos oyendo y que nos hacía mucha ilusión de ver, tanto por las expectativas que ha estado generando, como por su nombre y precedentes; se trata de Rurouni Kenshin, un live action del que si que habíamos visto su anime y que siempre nos ha gustado; una película en clave de chambara con mucho estilo y mucha acción; tal vez como chambara no es todo lo clásico que los fans más puristas del género podrían desear, pero como live action, no sólo cumple a la perfección con su cometido, si no que creo que ningún otaku salió decepcionado de la sesión.
Para el que no conozca la historia, la resumiremos un poco. Todo empieza durante la guerra, con un asesino despiadado llamado Battosai el asesino, aunque esta escena sirve sólo de introducción y dura más bien poco; el grueso de la historia se da cuando este asesino se encuentra más adelante en la era Meiji (una era de paz en que los samuráis no son necesitados), y recorre el mundo como Ronin intentando olvidar la guerra y deseando que la paz perdure, incluso lleva una katana con el filo invertido para no poder matar a nadie. Llega a un pueblo en el que hay un tipo que se hace llamar Battosai, que se hace pasar por él y va asesinando por encargo; la policía lo busca, pero también un dojo por insultar su técnica de lucha; Kenshin (el nuevo nombre del protagonista) ayudará a ambos en su cometido, sobretodo a la propietaria del dojo, una chica guapa y fuerte. Intentando desenmascarar al culpable, se encontraran con una banda que intenta hacerse con el monopolio del opio, pero antes de poder acabar con ellos tendrán que vérselas también con otras personas deseosas de acabar con Kenshin.
Antes que nada, podemos afirmar que se trata de un live action muy fiel al original, manteniendo la misma historia (sólo una parte de la primera temporada, lo que cabe en sus dos horas de duración), con unos personajes increíblemente parecidos a los de su versión anime (todos y cada uno de ellos y cuidando todos los detalles) y sobretodo con el mismo espíritu del hombre que ha sufrido tanto la guerra, que lo único que quiere ahora es mantener la paz por encima de cualquier cosa, hasta de su vida. Pero para los que no hayáis visto el anime o leído el manga, no os preocupéis, porque también os encontraréis con una historia con comienzo y final con la que no os perderéis ni un momento y con la que podréis disfrutar tanto o más que los otakus.
En cuanto a la película en sí, quizás una obra maestra es demasiado decir, pero si que afirmamos con rotundidad que no tiene ni un momento de desperdicio, con sus espectaculares escenas de acción (del mismo director que Wuxia), con algunos momentos de humor, otros más serios y también una bonita trama sentimental; todo ello conjugado de forma perfecta, sin perder ni un momento la atención del espectador, haciendo cambios de ritmo durante toda la película, empezando y acabando muy fuerte y de manera espectacular y variando durante el resto del metraje para no aburrir, pero creando una película no sólo de acción, sino con todos los elementos necesarios. Sin lugar a dudas el plato fuerte de la película son las escenas de acción, perfectamente coreografiadas y con bastante realismo, exceptuando algunas armas impresionantes, que no se podían cambiar del original, pero sin los artificios de efectos especiales ni CGI, y sin la espectacularidad desmesurada de los cables sin control. También hay que destacar la música, mezclando alguna más típica de las películas de época, con la adecuada para los momentos de acción y con otra más moderna y original, que nunca habíamos oído en películas como esta.
El director de esta maravilla ha sido Keishi Ohtomo, un director conocido en Japón sobretodo por sus series de televisión, en el que se ha confiado para un proyecto de esta envergadura y que no ha fallado, sobretodo al elegir al equipo que lo ha llevado a cabo, todos ellos extraordinarios, tanto detrás de las cámaras, como con los actores, que han sabido dar vida de forma perfecta a sus iguales animados. Takeru Satoh interpretando a Kenshin, un actor de doramas y cantante, que algunos pueden decir que se ve un poco afeminado, pero también lo era el original hasta el momento de la pelea; Emi Takei (que hemos visto este mismo año en For love’s sake como Makoto), guapísima haciendo de Kaoru; y sobretodo Munetaka Aoki (Battle Royale 2, Hara-Kiri), que da vida a lo que nunca habríamos pensado que podía ser tan fiel a la animación de Sanosuke. Pero no sólo eso, todos los secundarios, sobretodo los villanos, nos ofrecen magníficas interpretaciones y caracterizaciones.
En definitiva, nos habíamos imaginado algo más parecido a un dorama y nos encontramos con esta obra de gran calidad artística y con unas escenas de lucha perfectas y bastante extremas. No podíamos pedir nada mejor de la adaptación de una serie que nos tenía encantados desde pequeños; un live action que nos traslada el mundo animado a la realidad de forma perfecta.
- Lo mejor de la película:
La primera escena ya nos deja boquiabiertos, pero luego sigue igual de bien.
- Lo peor de la película:
No sabemos cuanto tendremos que esperar para ver la segunda parte.
http://www.youtube.com/watch?v=KXd8QzCeo9A