Hoy vamos con la reseña de otro gran hito de este año en el Festival Nits de Cinema Oriental, la última película del ya habitual del festival Minoru Kawasaki, un maestro del cine friki japonés. La película se llama Game of shark y la verdad es que no sabríamos muy bien cómo definirla, sólo es una bizarrada muy friki y muy japonesa (como casi todo lo que hace este director), luego él mismo nos comentó que la idea de la película surgió de dos frentes: el primero, como publicidad de un juego de mesa que era como un monopoli con tiburones (el Samepoli); y el segundo, como curiosidad de una actriz famosa japonesa que fue mordida por un jaguar y un león, acabó viva y sin secuelas, pero ya no pudo volver a actuar, así que el director la recuperó como curiosidad para esta película.
Es la historia de una señora mayor que en su tiempo fue una gran actriz y ahora quiere volver a actuar (ésta es la parte real), pero de repente una fuerza mística la teletransporta a una habitación desconocida y la devuelve a su juventud. Sin saber lo que pasa ni dónde está, aparece un hombre tiburón que la ataca y ella sólo puede escapar lanzando un dado que la teletransportará a otra habitación desconocida, siempre perseguida por el tiburón, irá de habitación en habitación coincidiendo a veces con otra gente, que le irán explicando lo que creen que pasa y se irán enfrentando con el tiburón con distintos resultados, pero le darán algunas pistas clave sobre dónde está y lo que tiene que hacer. Al final devuelta a su edad original, no le quedará más remedio que luchar ella misma contra el tiburón y vencerlo al igual que vence sus inseguridades.
Para los que estéis acostumbrados a la filmografía de Minoru Kawasaki (Calamari wrestler, Cani goalkeeper) sabréis que en sus películas podéis encontrar de todo (sobre todo cosas y situaciones inimaginables, que sólo pueden salir de una cabeza como la suya), saltando entre el cine costumbrista, pero plagado de humor y con animales antropomórficos y el cine de homenaje al tokusatsu japonés más clásico, ésta es una del primer tipo. Para los que no conozcáis a este director, cualquiera de sus películas que veáis por primera vez os va a volar la cabeza, seguro.
Concretamente, esta película nos traslada a un mundo completamente absurdo, que nos hace dudar de si se trata de una película de humor, de terror o de pura psicodelia, de la que no podemos entender nada hasta el mismísimo final (y gracias a las aclaraciones posteriores que nos hizo el mismo director en directo), pero que nos deja tontos con tanta locura y bizarrismo.
Como siempre, el director está muy orgulloso de su cultura y deja mil homenajes y cameos del frikismo japonés en la película (nosotros no pillamos casi ninguna, pero seguro que nos habría hecho disfrutar muchísimo más), además de su pasión por el tokustasu con ese tiburón de latex y esa lucha final. Lo que quizás para un público como nosotros es sólo una bizarrada más de la que reírse sólo por las situaciones absurdas, por las actuaciones exageradas, por los personajes curiosos y por el tiburón en sí, si tuviéramos la mete del director o de alguien que haya vivido la friki cultura japonesa en su generación, tendría todo el sentido del mundo; de todos modos, hay algunos motivos de humor universal que nos harán disfrutar de la película como niños.
Al final es una película muy corta que ni presenta la situación, ni os personajes, ni nada, sólo te va metiendo en situaciones absurdas e incomprensibles una detrás de la otra sin ningún sentido aparente (que repetimos, sí que hay un motivo que conocemos al final de la película). Perfecta para echarse unas risas sin pensar en nada, sólo reír como un tonto sin saber muy bien de qué.
En definitiva, una película de humor absurdo y muy japonés, en el estilo de algunas otras de las que ha hecho Kawasaki, pero sin ese punto moral que tienen todas sus historias al final.
- Lo mejor de la película:
La primera vez que ves al tiburón es una risa tremenda (lo siento, pero no tenemos imágenes para mostrarlo).
- Lo peor de la película:
Por supuesto, no es una película hecha para un público como nosotros, pero como curiosidad es impagable.