Girl boss blues, sesión doble de pinky violence en sus inicios

Girl boss blues

Seguimos con nuestro repaso a los clásicos del pinky violence, ya sabéis, ese movimiento de películas extremas japonesas; y hoy lo hacemos con una sesión doble de las dos primeras entregas de la saga Girl boss blues; la primera, Queen Bee’s counterattack y la segunda Queen Bee’s challenge, dos películas que quizás no son las más extremas que hemos visto ni las mejores de este género, pero que, de alguna manera, también son una parte de la historia del cine al ser (quizás) las primeras películas en las que la Toei dejaba atrás un Pinky violence más serio y cinematográfico para adentrarse en una nueva era y empezar los ‘70 con unas sagas mucho más coloridas, con algo de humor y basadas sobre todo en un buen estilo (muy de los ‘70); y creo también que fueron las primeras películas en la que las chicas se referían a ellas mismas como Sukeban (un término de corriente social japonesa, que dió nombre a todo un subgénero de películas y sagas). Estas dos películas, aunque representan una continuación dentro de la misma saga, sólo están relacionadas entre sí por compartir un personaje protagonista y tratar de temas parecidos. 

Girl boss blues

Queen Bee’s counterattack nos cuenta la historia de un grupo de delincuentes femenino que, encabezado por una estricta jefa tiene la regla principal de no enamorarse nuca, pero no paran de dar golpes de prostitución, chantaje, engaños, etc. Para conseguir dinero. En a misma historia se implican un mafioso de medio pelo que quiere pasar a formar parte de la yakuza (y que está muy relacionado con la jefa) y un motorista aspirante a ser el mejor del mundo (con quien se enamoran, sin decírselo, de la misma jefa). Todo se complica con la llegada de la antigua jefa de la banda (que no cree en las reglas y quiere volver a su puesto) y con la entrada de la yakuza local (que planea uno golpes más importantes). Las chicas no sólo tendrán que ganarse el dinero y sobrevivir, sino también hacerse un hueco en este mundo de criminales y lidiar con sus sentimientos amorosos. 

Queen Bee’s challenge nos presenta una historia muy parecida, ahora la protagonista se ha cambiado de ciudad y tiene una banda nueva con la que da los mismos tipos de golpes para aprovecharse de los salarymans locales. Aquí tendrán como rivales a otra banda de mujeres delincuentes con sus buenas peleas, pero también se verán implicadas con la yakuza local, al ésta apadrinar a sus enemigas y cuando el hombre que va con ellas se quiera unir a la yakuza. Al final el capo yakuza querrá aprovecharse de todas las chicas, con lo que deberán aliarse para salir con vida. 

Las dos películas son bastante parecidas, quizás la primera parte tiene una historia más completa, con más personajes y mejor estructurada; la segunda es un poco de seguir con lo mismo y dar al público lo que quiere: peleas entre chicas, sexo, violaciones, violencia, etc. 

Girl boss blues
Las presentaciones entre bandas

Como os decíamos se basan en una imagen muy de los ‘70, con mucho color y un estilo de filmación muy directo y con planos muy cortos, añadiendo a todos sus elementos una parte de humor que ayuda a quitar importancia y sentido a una parte de abusos y violaciones que, pensándolo bien, es bastante dura mirándola fuera del momento en el que se hizo. También añade una gran música, muy de los ‘70 y con mucha melodía; en parte no sabemos si se hizo la canción de Girl boss para la película o la película se inspiró en este tema, pero los dos casan a la perfección, dando sentido al personaje que se quería desarrollar y que luego la idea de jefa de una banda de delincuentes femeninas fue un tópico básico en todo el movimiento Pinky violence. 

Añadiremos que, comparada con otras producciones ligeramente posteriores, quizás no llega al nivel de lo que queremos ver los fans del cine asiático extremo o de ofrecer una historia bien pensada con un estilo inconfundible (así como hicieron Sex and fury o Red hancuffs, por ejemplo). 

La protagonista de ambas películas es Reiko Ike (Sex and fury, Girl boss guerilla) todo un mito del cine japonés de los ‘70 en su primer papel dentro de lo que se llamó Pinky violence; tampoco es que se necesite una gran actuación para este tipo de películas, pero ella destaca entre sus colegas y no se corta ni un pelo a la hora de desnudarse. 

En definitiva, dos películas que quizás no son las mejores para introducirse en el género o tampoco son las más estilosas, más sexys o violentas, pero que marcaron una parte de la historia del cine japonés, definieron una época y ya ofrecen todo lo que queremos ver en este tipo de películas, sobre todo sexo, más que acción. Imprescindibles. 

  • Lo mejor de la película: 

Nos aportan todo lo que esperamos de ellas. 

  • Lo peor de la película: 

Quizás las historias y la narración podrían estar un poco más trabajadas. 

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