Por una vez dejamos de lado las novedades y nos gustaría volver a los clásicos del cine asiático extremo, y lo queremos hacer con un género del que hemos hablado más bien poco: el pinky violence, ya sabéis chicas duras, desnudos parciales, violencia, Japón hippie, etc. La propuesta que más nombre tuvo de la Nikatsu fue sin duda la saga Stray cat rock, formada por 5 películas no relacionadas entre ellas más que por la temática y el estilo. La primera de ellas fue Delinquent girl boss (Alleycat rock: female boss) que quizás no es la mejor de la serie, pero sí la que sentó una base para ir mejorando y hacer las siguientes, dando popularidad sobre todo a una de sus protagonistas, que después de esto se llegaría a convertir en una de las idols del movimiento Pinky violence.
Es la historia de una motera, muy dura y con comportamientos y estilo muy masculinos, temida por todo el barrio. Por casualidad se encuentra con una banda de chicas que se está enfrentando con sus rivales, pero a las rivales las ayudan sus novios y pierden por inferioridad, así que decide ayudarlas y a partir de entonces se junta con ellas, se emborrachan, se pelean y se acuestan juntas. Hasta que un día el novio de una de ellas decide juntarse con una gente que le promete un trabajo y dinero si consigue amañar un combate de boxeo; él convence a su amigo que se deje ganar, pero en medio del combate y animado por las chicas, no puede hacerlo y derrota a su contrincante. Por ese fallo, la organización y un montón de matones perseguirán tanto al novio, como a la banda de chicas para darles un escarmiento; éstas primero se intentarán enfrentar a ellos, envalentonadas por su nueva amiga, pero cuando lo tíos empiecen a sacar las armas y matar gente, no tendrán más remedio que ocultarse, excepto nuestra protagonista que acabará salvando la situación por su cuenta.
Sólo empezar la película nos da un buen rollo increíble, con esa imagen y esa música setentera tan características, presentando a un héroe al que no vemos por ir en moto y llevar casco, pero que intuimos que será un tipo muy duro hasta que nos damos cuenta de que es una chica. Como buen exponente del pinky violence, sabemos que aquí nos vamos a encontrar mucho sexo y violencia (como su nombre indica), pero en realidad está película es algo más light en este aspecto y no tenemos ninguna representación de escenas realmente duras, sino que éstas se intuyen más que enseñar; lo que sí que tenemos es una buena película de bandas callejeras con bastante acción y unos personajes muy fuertes.
La película no se basa en ofrecer imágenes sexys o atractivas de algún modo a su público masculino, como muchos podrían pensar si no conocen bien el género o se dejan guiar sólo por las portadas y las fotos; aquí el director ha buscado dos cosas muy claras, la primera es la de reivindicar el papel de la mujer con fuerza, con una protagonista que es en realidad el típico antihéroe para la sociedad, pero una heroína y modelo a seguir para todas las mujeres liberadas (recordemos que estamos en los años ’70) y que, aunque pueda parecer un poco masculina en algunos momentos, sabe cómo hacer lucir su feminidad cuando ella quiere; la segunda es la de retratar a la sociedad de esa época, y aquí lo vemos todo muy hippie, desde la música, el sexo libre, las drogas, el ignorar a la autoridad… todo mostrado muy implícitamente, por supuesto.
Y en cuanto al estilo utilizado, pues un poco más de lo mismo, se nota muchísimo la influencia de la época, y no sólo en el tema, ya que la película está muy inspirada en la serie B de bandas motoristas iniciada por Roger Coorman, pero también incluye muchos elementos de psicodelia y experimentos en la realización, con planos extraños, colores y luces chillonas y sobretodo una música muy de la época, la mayoría cantada por la propia protagonista (y eso es una parte en la que creemos que se han explayado demasiado, sólo para vender más discos). Pero el ritmo es muy bueno, la película corta y ni un momento de descanso, contando todo claramente y directo al grano en cada escena, sin ningún momento de quietud o reflexión como suele pasar en el cine japonés.
Las actrices protagonistas tienen los papeles cambiados, ya que la heroína indiscutible de la película es interpretada por Akiko Wara, con un personaje muy potente, pero que supuso la interpretación más importante de su vida, ya que al público le gustó más el carisma y la actuación de su compañera Meiko Kaji (Blind woman’s curse, Female convict 701 Scorpion) quien a partir de ésta película se convirtió en estrella de culto, siendo ella la que siguió con la serie y pasando a convertirse una de las actrices más importantes del pinky violence.
En definitiva, una película de chicas duras muy potente, sin sexo ni violencia explícitos, pero directa al grano y sin contemplaciones. Un gran exponente de los inicios del Pinky violence y una de sus sagas más conocidas que descubrió a una de sus actrices fetiches y nos inunda de espíritu hippie.
- Lo mejor de la película:
Un final de película clásica, muy bien llevado.
- Lo peor de la película:
Tantos momentos de Akiko Wara cantando, quizás demasiados.
https://www.youtube.com/watch?v=s-8j3ylfl1E