Seguimos con esos Kaijus clásicos que teníamos pendientes y que intentamos recuperar para todos vosotros, para que podáis tener también un poco de perspectiva cuando os hablamos de cine actual. Hoy queremos repasar lo que fue una película como The X from outer space (Giant space monster Guilala), una película que nos fascinó sobre todo por el diseño del monstruo, pero que tampoco aportaba demasiado al género. Sin embargo, como ya habíamos reseñado su segunda parte (o el homenaje que se le hizo a los 40 años de su estreno) y que nos había encantado por ser algo fresco y diferente: Monster X strikes back, queríamos que supierais de la original, que además tiene algunos toques muy característicos.
La historia nos sitúa en el futuro, cuando el hombre ya ha dominado los viajes interestelares e incluso ya tiene una base en la Luna. Queriendo alcanzar el planeta Marte, todas las expediciones han acabado perdidas sin saber porqué y ahora se lanza una nueva sólo para investigar qué ha sucedido con las anteriores, en esta misión irán el capitán de la nave, un científico, el oficial de comunicaciones y una chica que se supone científica, pero que básicamente está allí para dar apariencia y discutir un poco con todos. De camino a Marte, se encontrarán con un platillo volante que los intentará succionar sin éxito, pero que al final depositará en el exterior de la nave una sustancia extraña; los tripulantes recogerán una muestra parecida a una pequeña bola luminiscente y al llevarán a la Tierra para estudiarla. Una vez allí y pensando que estaban fuera de peligro, mientras están celebrando su éxito en una fiesta, el calor del laboratorio y las reacciones de las pruebas harán reaccionar a la pelotilla, que se convertirá en un monstruo gigante que empezará a deambular por Japón en busca de energía para crecer, cargándose centrales eléctricas, etc. además de patear edificios y tanques a su paso. La única forma de pararlo será con una sustancia del espacio que hará que no pueda absorber más energía.
La verdad es que ya sabíamos lo que íbamos a ver, pero de no ser así nos habríamos pensado que se trataba de una película de ciencia ficción clásica, basada en los problemas de los viajes en el espacio, mucho más teniendo en cuenta que la película fue poco después de la llegada del hombre a la luna y que pretendía reflejar el miedo a lo desconocido en el espacio (no como anteriormente, que todos los kaijus se basaban en el miedo a la energía atómica). Como ciencia ficción clásica la película no tiene desperdicio, nos ha parecido una maravilla, no sólo por su aspecto, sino también por su guión sencillo y asequible y por sus connotaciones. Y precisamente lo mejor de todo es cuando, justo a mitad de película aparece el monstruo y cambia de tono completamente, dejando todo lo que podría implicar o cualquier rasgo de historia y se convierte en pura destrucción sin sentido.
Lo más atractivo de la película es sin duda su monstruo, quizás el más carismático y adorable que hemos visto nunca y aunque no haga nada más en toda la película que destruir todo a su paso, y ni siquiera tiene ningún tipo de poder especial a parte de su invulnerabilidad y su fuerza; nos dan unas ganas locas de darle un abrazo. También nos ha fascinado esa estética sesentera tan hippie de toda la película, desde la visión del futuro con paneles llenos de botones, luces, pantallas retro y sonidos extraños, hasta el estilismo de vestuario o esa música tan psicodélica que no pega con nada de la película, pero que le da un aire muy divertido a todas las salidas al espacio y que nos pone de muy buen humor.
Los efectos especiales son muy de serie B, aunque suponemos que para la época eran de lo mejorcito, y aunque ahora se vean un poco falsos, no hay nada como el latex y las maquetas, que quizás no son tan creíbles o tan curradas como en otros kaijus que hemos visto de la misma época, quizás incluso hayan sido aprovechados de otras películas, pero que para una película más humorística que terrorífica como ésta ya son perfectos.
En definitiva, una película de monstruos basada en el género de ciencia ficción más clásico y no en el terror o en la acción como muchas otras; actualmente perfecta para echarse unas risas y sobretodo destacable por tener uno de los kaijus más simpáticos que hemos visto nunca.
- Lo mejor de la película:
Perfecta para pasar un rato divertido y recuperar el espíritu más infantil y tokusatsu.
- Lo peor de la película:
Un montaje que deja mucho que desear, cortando la historia y creando incongruencias por todos lados.