Otro de esos kaijus clásicos que quizás fueran algo flojos en su año, pero que se han hecho más famosos a medida que pasaba el tiempo, y la verdad es que tampoco sabemos por qué, fue sin duda War of the gargantuas (Frankenstein’s Monsters: Sanda vs. Gaira) en realidad la segunda parte de Frankenstein conquers the world, pero un poco renegando de su antecesora y sin mucho que ver con ella (ni siquiera los monstruos son parecidos) que intentaba occidentalizar el mundillo de los monstruos metiendo a la figura de Frankenstein.
La película empieza, como no, con la aparición de un monstruo debajo del mar que ataca indiscriminadamente a los pobres barcos de pescadores japoneses. Las autoridades empiezan a investigar y deciden que puede ser el monstruo que consiguieron derrotar hace unos años (Frankenstein de la primera película), pero al no poder ser, descubren que es una especie de hijo o mutación suya que ha surgido a partir del original y que no responde a los mismos estímulos, así que vuelven a tener a otro monstruo atacando Japón y no saben cómo derrotarlo. Mientras lo están buscando e investigando, aparece otro monstruo muy parecido, pero de distinto color que al principio parece que es su amigo y se protegerán, pero luego se ve que son muy distintos, el simio verde (que viene de las montañas) intenta proteger a la humanidad y el simio marrón (que viene del mar) quiere destruirla. Después de algunos encuentros y de no saber muy bien a quien atacar o a quien no, los dos simios acaban enfrentándose entre ellos, arrasando la ciudad con sus peleas y desaparecen en un volcán surgido del mar.
La película en sí no es muy original, a parte de un tipo de monstruo mucho más humano y peludo de los vistos hasta entonces y de intentar humanizar al monstruo lo máximo posible para que nos identifiquemos con él (muy al estilo del Frankenstein original), toda la estructura narrativa, las tomas, la música, etc. es de lo más clásico, emulando enormemente el éxito de Godzilla y similares hasta tal punto que nos parece una copia bastante burda.
Eso sí, debemos admitir que hay algunas escenas que para la época en la que se hicieron, son realmente espectaculares; así tenemos la primera batalla del simio con el calamar gigante, que no tiene nada que ver con el resto de la película, incluso parece metida allí sólo para sorprender en una primera escena, pero es increíble; y por supuesto, la batalla final entre los dos simios en medio de Tokyo, un poco a lo lucha libre, destrozando edificios con sus caídas, con tanques y aviones disparando mientras los dos no paran de luchar y con una música tremenda… la verdad es que esa escena no tiene precio, suponemos que hasta el momento no se habría hecho nada tan grande.
El resto no puede dejar de gustarnos como cualquier buen tokusatsu, con sus buenas maquetas, sus trajes que en esta ocasión son más peludas que no de látex, sus humanos asustados durante toda la película, sus chicas monas paseando por allí asustadas, etc. nada malo que decir sobre ella, sólo le habríamos pedido un poco más de originalidad.
Como decíamos, la parte más original es la humanización de los monstruos, cosa que suponía un cambio total del concepto del kaiju eiga hecho hasta el momento (aunque esto ya venía de su primera parte con el Frankenstein incluso más humano que estos) y como a partir de entonces hasta la saga Godzilla empezó a incluir al hijo de Godzilla y a monstruos más adorables que empatizaban con los humanos y hasta se llegaban a comunicar con ellos.
Por supuesto y siendo una película de la Toho, fue dirigida por Ishiro Honda y los efectos especiales eran de Eiji Tsuburaya, el dúo de oro que inició Godzilla y que convertían en éxito todo lo que hacían, así fue como la película consiguió ser todo un éxito y un referente, incluso fuera de Japón.
En definitiva, en realidad es otra película más de monstruos japoneses, vista a simple vista muy típica y clásica, pero en realidad con un añadido en su parte más conceptual y representando uno de los primeros kaijus con ánimo de exportación a otros países (después de su antecesora, claro está).
- Lo mejor de la película:
La batalla final es espectacular (por la época en la que se hizo).
- Lo peor de la película:
La muerte de los monstruos la vemos un poco precipitada y cogida por los pelos.