Gracias a la colección de Blu Rays Trash-o-Rama, de la que somos fans incondicionales y compradores asiduos, hemos podido rescatar un clásico del cine asiático extremo y algo bizarro, una película japonesa que no sé cómo no habíamos reseñado antes, ya que es una de las mejores representaciones de los que significa este blog de Katanas y Colegialas. Se trata de una de las primeras películas del gran Takashi Miike, o al menos una de las primeras obras que le hicieron famoso: Fudoh: The new generation. El live action que hizo que el director pasara de formato video a la gran pantalla, sentando unos precedentes en su estilo.
Es la historia de un miembro de la yakuza quien, por un error de su hijo, debe disculparse ante sus superiores y matar a su propio descendiente para hacerse perdonar, pero también tiene otro hijo menor. Al cabo de unos años, este otro hijo, Ricki, ya va al instituto y lleva años con el trauma de su hermano muerto y pensando en su venganza, por lo que, gracias a su dinero y sus contactos, se ha hecho con el poder en su instituto y ha creado todo un ejército de la gente que tiene más a mano, entre ellos, dos colegialas, un estudiante repetidor, malote y grandote y todo un batallón de niños mortíferos. Ricki empieza matando a los cuatro tenientes de la banda yakuza de su padre, sin dejar rastro, pero de forma brutal. La yakuza acaba enviando un asesino profesional para cazarlo, que se hace pasar por profesor, al igual que una nueva profesora de inglés, los dos dan mucho el cante, pero parece que nadie se entera; ni así pueden con él, que termina matando al asesino e incluso a su propio padre, consiguiendo la tan deseada venganza a golpe de katana.
La película es mucho más de lo que os hemos contado, al menos a nivel de bizarrismo; colegialas con escopetas, chicas tirando dardos desde sus partes bajas, hombretones gigantes y muy brutos, hermafroditas, medio cyborgs, niños jugando con la cabeza de un muerto y mucho más…
No sólo eso, sino que representa un inicio de un nuevo género cinematográfico, que ya existía en libros manga, pero que Takashi Miike popularizó con su éxito Crows Zero; y es que, seguramente, esta fue una de las primeras películas de yakuzas protagonizadas por escolares de instituto, con sus uniformes y todo. Más tarde, muchos directores han copiado la idea también. Además del género y los elementos tan bizarros que definirían la obra de Miike más adelante (o al menos la que se ha popularizado más), tenemos aquí un buen ejemplo de ultraviolencia, algo de gore de serie B, un poco de sexo y mucho humor negro.
A decir verdad, cinematográficamente no es una obra maestra ni se acerca, es más, podríamos decir que a nivel de dirección es correcta y poco más, a nivel de narración es bastante simple e incluso los personajes quedan un poco por definir más allá de su habilidad principal; pero hay que tener en cuenta que se trata de uno de los primeros trabajos del director y que ha evolucionado muchísimo desde entonces. Pero lo que también os podemos asegurar que la película no carece de ritmo, desde una escena inicial que no tiene mucho que ver con el resto, pero que es bastante genial, hasta un final que se queda abierto justo en el inicio de una gran batalla con el jefe de la yakuza (las entregas posteriores ya no serían dirigidas por Miike, pero también las tenemos disponibles en la misma entrega de Trash-o-Rama, os las comentaremos en otra ocasión); pies es una película que no para ni un minuto, cuando no están matando a alguien, nos encontramos con escenas divertidas o bizarrísimas, pero nunca en momentos de bajón o de reflexión, siempre en lo más alto.
Como hemos comentado anteriormente, aquí tenemos a un joven Takashi Miike (Crows, Audition) que todavía estaba aprendiendo y definiendo su estilo, pero que en esta película ya nos dejaría muchas cosas claras sobre su futuro; quizás más parecida al estilo manga que cinematográfico, pero que logra engancharnos desde el principio hasta el final.
En definitiva, una película con los elementos más clásicos y salvajes que definen el estilo más bizarro de Takashi Miike, una obra de su juventud que define muy bien el estilo de Katanas y Colegialas que tanto andamos buscando en el cine asiático. Quizás un poco cutre para algunos debido a su presupuesto y su época, pero toda una inspiración para nosotros y un elemento más para adorar a este director.
- Lo mejor de la película:
Definición pura del género de yakuzas de instituto.
- Lo peor de la película:
Un final abierto y unas continuaciones que no son de Miike y que bajan el nivel de la saga.