Hoy tenemos la reseña de un live action que, aunque no haya sido de los más esperados, sí que ha creado un poco de voz, sobre todo debido a su campaña de marketing en la que se anunciaba como una de las películas del año, y a su fuerte inversión en efectos especiales, cosa nada común entre los últimos live actions que nos están llegando de Japón. El título en cuestión es Inuyashiki, y la verdad es que si tenemos que decir una sola cosa sobre él, es que se ha invertido mucho dinero para hacer que parezca espectacular y crear unos efectos especiales a la altura de las mejores películas de hoy en día, no en vano ganó el premio a los mejores efectos especiales en el Festival de Sitges. Como suele ocurrir, no hemos podido ver el anime o leer el manga antes que el live action, así que no nos pronunciaremos en este aspecto.

La historia trata sobre un hombre de edad avanzada (el típico salaryman japonés) al que su familia no hace mucho caso, lo acaban de echar del trabajo, le han diagnosticado cancer y no tiene amigos ni conocidos, sólo un perro vagabundo que adopta por compasión; por otro lado hay un joven estudiante bastante marginado, amante de los videojuegos y muy solitario. Por casualidades de la vida, una noche acaban los dos en un parque dónde aterriza un meteorito que les afecta sin que lo sepan por el momento; al día siguiente se despiertan algo raros, casi enfermos, hasta que descubren que no es una enfermedad, sino que tienen todo su interior transformado en cyborg, y no solo eso, sino que sus extremidades se pueden convertir en armas, pueden volar con un reactor que les sale de la espalda, etc. Pero antes de decirlo a nadie (más que nada porque no tienen a quien hacerlo), deciden probar sus poderes y el hombre mayor se da cuenta de que puede ayudar a la gente en apuros e incluso curar algunas enfermedades, convirtiéndose en un súper héroe anónimo; el problema llegará cuando vea que su vecino también tiene estos poderes, ero los está usando para su propia diversión y para hacer el mal, destruyendo todo lo que se le ocurre; así que, como no, tendrán que acabar enfrentándose entre ellos.

La verdad es que (y más teniéndola tan reciente), el principio de la película nos ha recodado muchísimo a Metaball machine Kudoku, que vimos el año pasado en el mismo espacio, lo único que en esta ocasión no se nos presenta de una forma tan loca y salvaje, sino que es más para todos los públicos; no sabemos si tienen algo que ver o es pura casualidad, pero nos ha extrañado que dos películas tan cercanas sean tan iguales. A parte de eso, consideramos que esta película es bastante original y está muy bien en sus escenas de acción, pero nosotros no la habríamos incluido en una Japan Madness, dónde hace unos años sólo se veía splatter, terror, etc.

Debemos reconocer que, para ser un  live action y con el rumbo que está tomando este género últimamente, consideramos que puede ser uno de los mejores de los últimos años, en los cuales se hacen adaptaciones como churros, con un presupuesto correcto, pero sin pensar en si debería ser mayor para recrear según que universos, hechos de una manera más o menos rápida antes de que se pase la fiebre que ha provocado el manga o anime en cuestión, y sin ningún tipo de argumento interesante, sólo para agradar a los fans que quieren ver a sus personajes favoritos como si fueran reales; en esta ocasión, la película funciona perfectamente como elemento único, si no hubiera manga o anime, seguiría siendo igual de relevante.

Y aunque sea básicamente una película de acción con ambientación de ciencia ficción, no se basa sólo en eso, sino que la acción de verdad no llega hasta el final de la trama (en la última escena), el director se toma su tiempo para describir bien y tranquilamente a los personajes, para mostrar todas sus emociones y sobre todo para demostrar lo que puede conllevar tener un poder como éste, mirando más las implicaciones sentimentales que la acción en si misma. Sin embargo, también hay que admitir que la escena final de acción es completamente espectacular.

Con un director que ya se está convirtiendo experto en live actions (a la sombra de Takashi Miike) como es Shinsuke Sato (Princess blade, gantz, I am a hero, Bleach) cosnideramos que se va superando a cada película que hace, ya sea en un aspecto o en otro, pero no para de mejorar. Y con unos actores como Noritake Kinashi, con poca experiencia, pero muy acertado aquí y el típico guaperas para atraer a las niñas: Takeru Satoh (Ruroni Kenshin, Ajin: demi human) que en verdad no lo hace nada mal.

En definitiva, un live action muy correcto (olvidaros de algunos productos que se están haciendo últimamente sin ningún tipo de pasión), entretenido y espectacular al 100%, pero no todo lo loco que pensábamos que iba a ser,  una película nada extrema.

• Lo mejor de la película:

La batalla final es increíble.

• Lo peor de la película:

Al ser Japan Madness esperábamos algo mucho más bestia, es para todos los públicos.

https://www.youtube.com/watch?v=0LDxkPWsgcQ